El ministro de Economía, Martín Guzmán admitió este viernes que deberá recalibrar próximamente sus presupuestos sobre el Producto Bruto Interno (PBI) argentino porque el impacto de la crisis mundial por la pandemia de coronavirus afectará la actividad económica argentina en 2020 y también posiblemente en 2021.
Sin dar nuevas proyecciones, el ministro lo admitió en una presentación vía web que hizo para brindar una actualización sobre el desarrollo macroeconómico de la Argentina y los principios de sostenibilidad, a la que se sumaron acreedores locales e internacionales que esperan conocer la oferta de reestructuración de la deuda.
El de hoy era el último paso previo a la negociación directa sobre la deuda. Con esto, el funcionario dio el marco macroeconómico en el que ese intercambio se desarrollará. El problema es que no tuvo en cuenta una estimación del impacto de la crisis sanitaria, por lo que tras revisarlo deberá volver a mostrar lo que se espera para este año y 2021.
Los supuestos macroeconómicos para esta presentación habían sido calibrados antes del shock que implicó el desembarco de la pandemia en el país. Hasta ese momento, Guzmán había pronosticado (según el paper) una retracción entre 1% a 1,5% para 2020 y una expansión de entre 2,5% y 3% para 2021.
Pero al hablarles a los acreedores, a los que les solicitó buena fe para la negociación que se aproxima, Guzmán dijo que deberá "revisar" sus previsiones iniciales y dejó entrever que la recesión de este año podría ser más profunda y se podría ver recortado el crecimiento de 2021.
"Es muy difícil predecir en estos momentos (de elevada incertidumbre por la crisis sanitaria global) cuándo se recuperará la economía argentina y a qué ritmo lo hará", dijo el funcionario, aunque de alguna manera se esperanzó con que en 2021 se frenen los reajustes de las previsiones al sostener que cree que el shock actual no va a afectar la trayectoria de mediano y largo plazo.
En su presentación y sin dar detalles de la propuesta que les hará a los acreedores, Guzmán aclaró que el gobierno de Alberto Fernández quiere encarar una reestructuración profunda y lo más abarcativa posible, para que la Argentina no tenga la necesidad de volver a pasar por un estrés como el actual en poco tiempo. "Queremos que se haga de una vez y para siempre", dijo.
A pocas semanas de presentar la oferta e iniciar la fase final de la reestructuración, el funcionario argentino dijo que el país no puede seguir pagando intereses de la deuda externa en moneda extranjera, por lo que invitó a los bonistas a "negociar de buena fe como lo hará la Argentina".
En ese sentido avisó: "Ya llegamos a un límite del uso de reservas para pagar deuda en moneda extranjera. No podemos seguir haciendo esto". Y tras ello confirmó que la deuda pública cerró 2019 en casi 89 puntos del PBI, tras registrar aumento de 36,6 puntos a lo largo e los cuatro años de la gestión de Mauricio Macri, lo que tornó al pasivo "insostenible".
La teleconferencia se inició con un pantallazo del deterioro social y fiscal en los últimos años. Guzmán calificó como "dramática" la situación recibida por el gobierno del Frente de Todos, porque además de la carga de los servicios de la deuda, la demanda social estaba muy alta dado el aumento de la pobreza en los últimos años.
Por todos los medios el ministro intentó llevar tranquilidad a los acreedores al remarcar en varias oportunidades que el objetivo del Gobierno es “normalizar” la economía del país. E incluso llegó a sostener que los controles de capitales como están planteados hoy no son consistentes con un aumento en la inversión o un crecimiento sostenido y deben levantarse en forma gradual considerando el sendero macroeconómico.