Miles de personas marcharon por las calles de Santiago y otras ciudades de Chile en respuesta a un llamado a huelga general en medio de las masivas protestas desatadas hace seis días que dejaron un saldo de 18 muertos. "íPiñera, renuncia!", es el pedido de los manifestantes.
El reclamo contra el aumento del pasaje del subte derivó en un movimiento heterogéneo y sin liderazgo identificable que pone sobre la mesa otras demandas, principalmente un aumento de las bajísimas pensiones del sistema privado que se mantiene como herencia de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Además, las organizaciones sociales demandaban al gobierno deponer el estado de emergencia y "devolver los militares a sus cuarteles", junto a históricas peticiones para mejorar las pensiones, mayores recursos a la salud y a la educación pública, entre otras demandas.
En ese sentido, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, pidió "perdón" este martes y reconoció su "falta de visión" para anticipar el estallido, cambiando el tono dos días después de afirmar que el país estaba "en guerra".
El mandatario además anunció un paquete de medidas, entre ellas mejorar las pensiones de los más pobres, suspender un aumento del 9,2% de las cuentas de la luz, complementar el salario mínimo, establecer un seguro para la compra de medicamentos y aumentar los impuestos a sectores de mayores ingresos.
Sin embargo, las medidas no dejaron satisfecho a gran parte de la población y permanecen reclamando en las calles.
Tres personas, entre ellos un niño de 4 años, se sumaron este miércoles al listado oficial de 18 muertos, cinco de ellos por acción de las fuerzas.
El niño y un hombre murieron cuando un conductor en estado de ebriedad embistió su vehículo contra un grupo de manifestantes, mientras que otra persona murió tras recibir una golpiza de la policía según denuncia de sus familiares, de acuerdo al balance que entregó el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla.