Al menos 14 policías estatales murieron y otros ocho resultaron heridos el lunes en un ataque en el estado occidental de Michoacán, en una de las zonas del país donde en los últimos meses se ha incrementado la violencia vinculada al crimen organizado.
Los policías se encontraban en la localidad de El Aguaje, municipio de Aguililla, cuando "varios civiles armados dispararon en su contra", informó la Secretaría de Seguridad de Michoacán en un comunicado.
El convoy estaba conformado por cinco camionetas con más de 40 elementos, indicó un funcionario de esta dependencia que pidió el anonimato por no estar autorizado a hacer declaraciones.
El gobernador del estado, Silvano Aureoles, explicó que fue una emboscada organizada por una célula armada que atacó a unas unidades de la policía que iban a Aguililla, donde los agentes se dirigían a cumplir una orden judicial para llevar a una mujer y su hija a la capital del estado para una diligencia.
"Ningún ataque a la policía va a quedar impune y este fue un ataque cobarde, artero, porque les pusieron una emboscada en esta zona del camino", afirmó.
En las imágenes divulgadas por la prensa local se ven vehículos ardiendo en mitad de una carretera que atraviesa un monte y cartulinas sobre patrullas policiales con amenazas firmadas por el Cártel Jalisco Nueva Generación. Aureoles indicó que está en investigación la autenticidad de estos mensajes.
Por la tarde, dos patrullas policiales que habían sido incendiadas a la entrada de El Aguaje se mantenían sin resguardo de ningún tipo y rodeadas de cientos de casquillos, según pudo constatar un fotógrafo de The Associated Press.
Los vecinos, impactados por la envergadura de la emboscada, optaron por encerrarse en sus casas y apenas algún vehículo se movía por la zona.
Después del ataque, la zona fue reforzada con elementos de seguridad estatales y federales, que instalaron filtros de revisión y puestos de control para localizar a los agresores.
Recientemente, la violencia en este estado ha hecho recordar los días más sangrientos de la llamada guerra contra el narcotráfico, de 2006 a 2012.
En agosto la policía encontró 19 cadáveres en la localidad de Uruapan, en el centro del estado: nueve colgaban de un puente vehicular, al lado de una pancarta con amenazas; otros siete estaban amontonados en una avenida y tres más cerca de ahí. Algunos habían sido desmembrados.
Posteriormente, el área conocida como Tierra Caliente, a unos 50 kilómetros del ataque del lunes, fue escenario de fuertes enfrentamientos entre presuntos miembros del Cartel Jalisco Nueva Generación y grupos de autodefensas de la zona.
Esta organización criminal, considerada una de las más poderosas de México en estos momentos y la que está en mayor expansión, parece querer tomar control de este estado de la costa del Pacífico.
Michoacán ha sido desde hace décadas una región de interés para el crimen organizado por la riqueza de sus minas, la gran cantidad de dinero que mueven las plantaciones de aguacate y la importancia de su puerto Lázaro Cárdenas, por donde entran precursores químicos con los que fabricaban drogas sintéticas en recónditos lugares de las montañas.