El Gobierno argentino está eufórico por el tratado de libre comercio (TLC) con la Unión Europea porque marca un rumbo de largo plazo, pero aclara que se trata de un proceso extenso en el que el país deberá encarar obligatoriamente reformas estructurales, como por ejemplo cambiar su matriz impositiva.
Horacio Reyser, secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería y jefe negociador por la Argentina para el TLC, explicó detalles del acuerdo en una entrevista exclusiva con Vía País.
Se entusiasmó con la llegada de inversiones y la creación de nuevas empresas. Habló de cómo están las negociaciones para acuerdos similares con el EFTA y Canadá. Y señaló los desafíos que plantean Estados Unidos y China.
El funcionario también hizo se refirió a las reglas de origen. Hizo foco en el futuro de la industria automotriz, en el marco el acuerdo. Y explicó por qué el vino a granel quedó fuera del entendimiento.
- Ahora hay un período de dos años para que los parlamentos aprueben el TLC ¿Cuándo se podría generar la primera exportación o importación en el marco del acuerdo?
- Viene una etapa que calculamos que puede tardar dos años, que es para darle consistencia legal al acuerdo. Debe remitirse a los parlamentos de los países el Mercosur y al Parlamento Europeo. Una vez que estos lo aprueben, entraría en vigor y empezaría el intercambio.
- ¿Tienen plazos para enviar el acuerdo al Congreso argentino?
- Estimamos que el trabajo de “legal scrabble” (que en español sería “depuración legal”, con la traducción a los idiomas de cada país) va a demorar entre seis meses y un año. A partir de allí se envía al Congreso.
- ¿Qué sectores laborales se verían más beneficiados y para cuáles había mayores desafíos?
- Es muy amplia la oportunidad que se da para nuestros productos. Nosotros en la actualidad exportamos para mercados de 260 millones de potenciales consumidores en el Mercosur con preferencias arancelarias y esto se va a ampliar a 800 millones. Podremos exportar sin pagar aranceles e impuestos. La oportunidad es muy grande tanto para el agro como para la industria, las pymes y los servicios. Hoy hay 9.000 compañías que exportan. Supimos tener 15.000. Entre 2006 y 2015 dejaron de exportar 6.000 empresas. Van a poder nacer decenas de miles de nuevas empresas y vamos a necesitar trabajadores para ellas.
- Un sector de la oposición política como el kirchnerismo, el peronismo y la izquierda, advierten que este acuerdo va a reprimarizar la economía argentina…
- Este acuerdo se viene buscando hace 20 años, beneficia al país y muchas personas de distintos partidos políticos han empujado la iniciativa porque saben que es bueno. Esto no va a reprimarizar de la economía.
- Para que no ocurra el país tiene el desafío de industrializarse y tecnificarse más...
- Este es un acuerdo gradual que nos da tiempo. Justamente, una de las cosas que pudimos negociar muy bien son los plazos. La desgravación inmediata del Mercosur sólo alcanza al 13% del comercio y el resto se reparte en plazos de 4, 8, 10 y 15 años. Aproximadamente el 60% de las importaciones desde la UE se encuentran en plazos de 10 o 15 años. A contramano, el 76% de las importaciones de la UE provenientes del Mercosur verán eliminados sus aranceles de manera inmediata y el resto se liberalizará en 4, 7 y 10 años. Esto nos va a dar tiempo para hacer las reformas internas para ser más competitivos.
- ¿Qué les dicen los empresarios argentinos?
- Se vio con claridad en el encuentro que tuvimos con el Presidente y los representantes de unas sesenta cámaras empresariales el miércoles en la Quinta de Olivos. Todos fueron muy positivos respecto de la oportunidad. No coincide eso con la visión (de la oposición política) que se ha manifestado livianamente y con un gran desconocimiento sobre lo que implica el acuerdo.
- ¿El optimismo se genera porque hay un rumbo claro para trabajar?
- Esto nos acelera los procesos de reforma internas que tenemos que llevar adelante porque ahora tenemos un horizonte muy definido. De acá a diez o quince años vamos a tener que estar compitiendo no con una economía que tenga salarios bajos o no cumpla con estándares laborales. Vamos a competir nada menos que con la Unión Europea que tiene un PBI per cápita de 36.000 dólares, que de alguna manera muestra que del otro lado hay salarios altos.
-¿Dentro de esas reformas que tendrá que hacer la Argentina, habrá una nueva reforma tributaria para bajar la presión fiscal?
- Este acuerdo tiene un horizonte de diez a quince años. Nosotros, desde mucho antes, vamos a ir reduciendo los impuestos, los derechos de exportación. Tenemos que trabajar sobre los impuestos provinciales que puedan llegar a ser distorsivos. Y tanto el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, como de Producción y Trabajo, Dante Sica, van a trabajar en una reforma fiscal de largo plazo, que ya se está aplicando de alguna manera en lo que hace a la reducción del Impuesto a las Ganancias. En ese sentido, vamos a avanzar.
- ¿El acuerdo pone tope a los impuestos internos?
- Exacto. El acuerdo pone topes a los derechos de exportación. Hace que nosotros, luego de la entrada en vigor, podamos poner cómo máximo una alícuota del 14% para los productos del complejo sojero que vayan a la Unión Europea, cuando hoy están alrededor del 28%. Es un techo más bajo. Y hace también que, cuando finalice el decreto temporario de los 3 y 4 pesos por dólar para las exportaciones industriales que vence a fines de 2020, también haya alícuota cero. Esto le da mayor competitividad a todas las compañías.
-El Mercosur tiene una certificación de origen por cámaras o terceros organismos y UE quiere uno que sea solo por declaración del exportador. ¿Se fijó criterio para evitar el fraude de origen?
- Hay reglas de origen muy claras. Son herramientas que no permiten la triangulación de productos. Es decir, no puede un producto asiático hacer escala en Europa y luego venir para la Argentina. El contenido tiene que ser europeo. Se fijaron criterios claros: cada línea arancelaria tiene que cumplir una regla.
- ¿Se ha contemplado la aplicación de aranceles a los productos subsidiados de la UE en su etapa de producción?
- No. Todo el tema de los subsidios se discute en la Organización Mundial del Comercio (OMC), donde la Argentina tiene sus posiciones. Pero la producción agrícola argentina es muy competitiva y va a poder ingresar a la UE sin problemas.
- ¿Y para el caso de los automotores? En la oposición afirman que es uno de los sectores que más se va a resentir e incluso hablan de la destrucción de las terminales porque ingresarán vehículos europeos.
- El miércoles estuvo en Olivos el presidente de ADEFA, Luis Fernando Peláez Gamboa, y dijo que esto es lo que necesitaba la industria, porque el país va hacia una especialización productiva, a ser competitivo en los productos en los que la Argentina y Mercosur ya son buenos. El acuerdo desgrava a las automotrices en un período muy largo, de 15 años, y respeta la regla de origen.
-¿Y para las autopartes?
- Para las autopartes se mantuvo una cosa muy importante, que es el mecanismo que se llama drawback y admisión temporaria. Es decir, que para fabricar una autoparte o un vehículo el Mercosur va a poder importar piezas a arancel cero y reexportarlo a la Unión Europea. Por ello, habrá una mayor integración. Hoy la Argentina ya exporta, por ejemplo, cajas de cambio. Este negocio se va a poder multiplicar.
- Hay un 10% de productos que se quedaron afuera. ¿Se puede saber cuáles son y por qué permanecieron al margen?
- El 10% es un logro que consiguió el Mercosur, porque la unión europea liberaliza el 100%. Pero no se trata de uno, dos o tres sectores en particular. Cada sector dijo qué quería incluir y qué no por las sensibilidades puntuales, rubro por rubro. Fueron las cámaras empresariales las que definieron qué dejar afuera, para una mayor protección.
- ¿Esto explica que se haya quedado afuera el vino a granel?
- El vino a granel es uno de los productos que quedó excluido porque el sector productor observó cierta sensibilidad. No todos los bodegueros y productores lo veían de la misma manera. Algunos tenían temor de que hubiera una eventual importación de vino a granel de Europa. Bueno, hay veces en las que se dan intereses contrapuestos dentro de una misma industria. Pero haber logrado la liberalización del vino en botella hasta cinco litros es muy ventajoso. Y por otro lado quedó a salvo el granel.
- Córdoba y otras provincias, por ejemplo, no le exportan alimentos a la UE por las estrictas barreras sanitarias… ¿Se flexibilizarán esas barreras o habrá alguna colaboración de Europa para que los productores locales puedan cumplir con cada una de las normas que impone?
- El acuerdo tiene alrededor de quince capítulos y uno de ellos es el de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (SPS, por sus siglas en inglés) en el que se establecen los estándares para que un producto ingrese a uno y otro lado del Atlántico. Cada uno de los puntos son muy claros.
- ¿Pero no hay riesgos de bloqueo de un producto?
- Si hubiera un bloqueo que alguno de los países considera injustificado existe un mecanismo de diálogo por el cual estamos obligados a juntarnos en un grupo de trabajo para resolverlo con plazos breves, con tiempos obligatorios. Esa es una de las ventajas que trae el acuerdo.
- Uno de los desafíos que tiene la Argentina es atraer inversiones. ¿Se abrió con este acuerdo la posibilidad de que multinacionales europeas se instalen en el país para producir y exportar con arancel cero?
- Ya hay subsidiarias europeas, como las terminales automotrices por ejemplo, que están en la Argentina hace muchos años y que efectivamente no podían exportar a Europa con arancel cero. Esas empresas ahora van a poder exportar libres de impuestos una vez que finalice el plazo de diez años para las autopartes y de quince años para los automóviles. Y lo mismo ocurre con todo el resto de los sectores. Y también van a poder asociarse con compañías locales para elaborar productos de exportación en sectores que quizás hoy no lo hacemos porque no somos competitivos.
- El presidente Macri reveló que ahora el objetivo es avanzar rápido en un acuerdo similar con el EFTA, que integran Austria, Dinamarca, Reino Unido, Noruega, Portugal, Suecia y Suiza. ¿En qué instancia del diálogo se está?
- Hay dos negociaciones que están muy cerca. Una es con el EFTA. Tenemos una ronda de negociaciones que será entre el 20 y el 23 de agosto. Vamos a darle un impulso muy fuerte a esta negociación.
- ¿El segundo acuerdo es con Canadá?
- Está la posibilidad de concluir las negociaciones con Canadá antes de fin de año o en el primer semestre de 2020.
- También se habló de Estados Unidos...
Respecto de Estados Unidos claramente es un objetivo que compartimos con Brasil: queremos tener un acercamiento estratégico mayor, por lo que ese diálogo va a existir.
- ¿Se puede pensar en un acuerdo de libre comercio con China en el largo plazo?
- Con China el Mercosur ha iniciado un diálogo exploratorio, pero todavía muy preliminar. Las características de la economía china y su competitividad son desafíos mayores. Nosotros tenemos mucho interés de ser ofensivos con los productos agrícolas, pero en lo que hace a bienes industriales y otros productos necesitamos mucho más colchón respecto de lo que ha sido el acuerdo con la Unión Europea.
- ¿Se necesitan salvaguardias mayores que con la Unión Europea?
- Si China comprende que nosotros necesitamos la apertura del mercado agrícola y nos da la suficiente garantía, salvaguardias y cuidados que demandamos para nuestro sector industrial, es algo que podría hacerse. Y sino, bueno, no se podrá hacer. Esto es una definición. Pero está recién comenzando. Nosotros queremos explorarlo, pero tiene que haber esos contornos preacordados para que podamos avanzar, necesitamos esos diez o quince años para ser más competitivos.