A diferencia de otros países, el papel moneda de los Estados Unidos, el bendito dólar que tantos dolores de cabeza le trae a los argentinos, es solo de color verde.
Esto es así desde 1850, año en el que la Compañía de Billetes descubrió una tinta de color verde resistente a todos los disolventes conocidos.
En ese entonces, la falsificación de los billetes en aquel país era bastante usual: bastaba con tomar sucesivas fotos en blanco y negro de un billete convenientemente lavado y añadir a las copias el color deseado para multiplicar la fortuna.
Con el correr de los años, se dieron cuenta de que los pigmentos de ese color presentaban una alta resistencia a los cambios químicos y físicos.
Así, el verde se identificó psicológicamente con el crédito fuerte y estable.