Conociendo Ansenuza es un programa de televisión que se emite por canal 135 de DirecTV, canal Doce de Córdoba y C2N+, en su temporada número 2, tiene un capítulo donde recorren un sendero que comienza en la Capilla San Antonio, un lugar rico en historia, porque involucra niños que escaparon de la Segunda Guerra Mundial.
Huérfanos en su mayoría y con numerosos grupos que llegaban al país desde diferentes nacionalidades, decidieron construir hogares para albergar a todos los que pudieran. Quien se pone al frente de esas obras, el Padre Francisco Leonard Ruscovich, a comienzos de 1930.
También necesitaban un templo de oración, al que puedan asistir gente de la comunidad, entonces se comenzó a construir la primera capilla croata de Córdoba y la segunda de Argentina.
La capilla se encuentra en la actualidad, totalmente restaurada, con muebles originales, pisos nuevos, ya que con la inundación habían quedado destruidos. Hay fotos donde se pueden apreciar distintas ceremonias religiosas, bautismos, comuniones, casamientos, etc.
Es un lugar que si deciden viajar a Miramar de Ansenuza, no pueden dejar de visitar.
El recorrido continúa por la costa de la laguna, siempre sobre restos de casas desarmadas, ladrillos y calles que llevan a la laguna, hay sensaciones raras en el trayecto, porque de repente en la costa uno puede encontrar una esquina, sí, una esquina, con cordón y tal vez lo que fue una luminaria, oxidada por la sal, los árboles petrificados son compañía durante todo el viaje.
Luego de un rato, los primeros “sobrevivientes” de la inundación del 70, La familia Cerutti, transformó lo que era una granja, que se la llevo el agua en su totalidad, en un camping para pasar el día: “Esto comienza luego de la gran inundación del 78, era un criadero de nutrias, poco a poco se fue transformando en un camping, que era el doble de lo que es ahora”, comentó Tere Cerutti.
Es un lugar soñado y que a simple vista se ve el trabajo de años: “la necesidad de los visitantes es la sombra, como verás está lleno de árboles, estos árboles fueron plantados y cuidados años y años por mi mamá”, cuenta orgullosa Tere.
El lugar tiene varias particularidades, solo es para pasar el día, tiene asadores y dos piletas de agua dulce, pero también tiene una pileta termal de agua salada.
En el último tramo del camino, debemos cruzar un arroyo, que cada vez tiene menos agua, antes era un lugar perfecto para pescar pejerrey, la bajante de la laguna y la salinidad hicieron que ya solo sea un hilo de agua.
Colonia Naturista
A pesar de que inclemencias de todo tipo, hicieron huella en esas estructuras, algunas quedaron en pie, pero para poder describir la actualidad debemos viajar al pasado para conocer los inicios de esta colonia.
En 1935 se construyó la colonia Naturista Argentina, su propietario, fue el profesor José Aventín. Entre sus instalaciones se encontraban los baños termales de agua salada, tratamientos con barros medicinal de la laguna, sal de hidroterapia, baños de luz y comida natural, extraída de su propia quinta.
Luego fue vendida al sindicato vitivinícola, años más tarde, el estado tomó posesión y lo convirtió en una colonia de vacaciones.
Hoy solo son ruinas, que presentan misterio, apenas se llega al lugar, mientras caminamos entre ladrillos y maderas, podemos ver árboles petrificados, son eucaliptos, que cuando cae el sol, empiezan a hacer un espectáculo para los ojos.
Es un sendero excelente para recorrer en bicicleta, porque es una mezcla de historia, naturaleza y deporte, una combinación perfecta para el cuerpo y el alma.