El 17 de junio es, tal vez, una de las fechas más importantes del calendario para los salteños. Y el año 2021, en que se cumplen 200 años del paso a la inmortalidad del General Martín Miguel de Güemes, era muy esperado por gauchos y no gauchos en todo el territorio salteño, con la esperanza de brindar a su General un homenaje a la altura de su figura.
Sin embargo, todo se torció. Y es que, lo que se suponía sería un homenaje del pueblo de Salta a su máximo referente político -triste es que en 200 años pocas figuras hayan estado a la altura de Don Martín Miguel-, trocó en un manoseo del cuadro político entero. Propios y ajenos. Oficialistas y opositores. Todos, o casi todos, los políticos que tuvieron la chance hicieron uso de la figura del General para tratar de sacar una tajada política en estos tiempos de incertidumbre que nos tocan vivir.
La cosa comenzó a torcerse cuando, la semana pasada, se instaló la polémica sobre si los gauchos podrían o no desfilar en honor a Güemes. El Comité Operativo de Emergencia (COE) local, finalmente resolvió que por una cuestión de protocolos sanitarios se realizaría un homenaje reducido. Ante esta decisión, Francisco Aráoz, presidente de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes, se retobó y manifestó su intención de realizar una marcha a caballo, a pesar de la decisión oficial.
Tras algunos idas y vueltas, finalmente el gobernador Gustavo Sáenz logró poner en cintura a los Gauchos, con la excusa de un homenaje reducido. Con los Gauchos domados, la provincia se preparó para recibir al presidente de la Nación, Alberto Fernández, que encabezaría los homenajes junto a Gustavo Sáenz, y que sufrió el repudio de los salteños en su llegada a la provincia.
Hasta aquí la plana política podría haber salido airosa en los homenajes del Bicentenario de Güemes; pero la cosa se torció, y bien torcida.
El oprobio comenzó el miércoles por la noche, durante la Guardia Bajo las Estrellas, cuando cientos de militantes partidarios, de manera misteriosa, lograron atravesar el triple cordón de seguridad para manifestar su apoyo al presidente Alberto Fernández.
Como no podía ser de otra manera, esta situación de privilegio provocó la indignación de los Gauchos, que finalmente se retiraron del homenaje a su General. “Nos robaron el Bicentenario”, lanzó Aráoz, indignado. Y luego aseguró que todo el acto fue “una vergüenza”, y una clara muestra de “pan y circo”.
Luego el gobernador, Gustavo Sáenz, se golpeó el pecho y aseguró que los responsables de hacer pasar a los militantes “deberán hacerse cargo”, y dijo que “las restricciones son para todos los salteños, no para unos sí y otro no”. Su ministro de Seguridad, Juan Manuel Pulleiro, fue un paso más allá e hizo responsable directo a Alberto Fernández de la decisión de autorizar el ingreso de militantes a la zona del monumento.
Resta ver qué ocurre en los próximos días con estas acusaciones, aunque no resulta alocado imaginar que todo quedará en la nada.
Eso sí, a ningún político que se precie faltó su foto con el presidente. Y todos utilizaron la figura del General para realizar publicaciones en sus redes sociales, en las que ponen en boca de Don Martín Miguel palabras elegidas por sus community managers que sirven de eslogan para la campaña política que se avecina de cara a las próximas elecciones.
En conclusión, en el Bicentenario de Güemes los homenajeados fueron los políticos; los ninguneados fueron los Gauchos de Güemes; los privilegiados fueron los militantes partidarios; el pueblo salteño no pudo homenajear a su General; presidente, gobernadores, intendentes, funcionarios, candidatos, diputados y senadores, lograron su foto y su eslogan. Mientras, el General Martín Miguel de Güemes, héroe gaucho y emblema patriótico de Salta, luego de ser usado, manoseado y vejado por la casta dirigente, se sume en el olvido a la espera de que el año que viene sea el pueblo, su pueblo, el que le rinda los tan merecidos honores.