En el medio de la pandemia ocurrieron muchas cosas, y varias de ellas fueron historias de vida de diferentes personas que tuvieron que enfrentarse a momentos difíciles e únicos, aislados, solos o mismo cumpliendo la cuarentena tan estricta como la que se vivió en Argentina. En este contexto, se dio a conocer la historia de Pía, una pequeña de un año que en mayo del 2020 nació y el mismo día perdió su mamá.
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En diálogo con TN, Carlos Tebes, el papá de la menor contó cómo fue la historia que tuvo que atravesar en pleno comienzo de pandemia: “La mamá de Pía dio la vida por ella y ahora la está ayudando desde arriba para que siga adelante. Ella hizo todo lo que pudo y ahora me toca a mí hacerme cargo de todo lo que viene”. El hombre es de Ranchos pero hace unos años atrás se fue a vivir al El Bolsón, donde conoció a Alicia, la mamá de la nena.
Cómo fue el parto de Alicia y por qué perdió la vida
“Cuando estaba de siete meses rompió bolsa. La beba nació el 7 de mayo de 2020 a las tres y media de la mañana. A las dos horas, murió la madre”, contó conmocionado el hombre. Y agregó: “Ella ya tenía el diagnóstico de hepatitis autoinmune y sabía que podía ser un parto de riesgo, pero quiso seguir adelante con el embarazo porque quería ser mamá”.
En este contexto, explicó cómo fue el momento del parto, el mismo que no pudo presenciar, ni estar cerca de la mujer: “Hasta los siete meses la cuidó en su panza, la derivaron a Bariloche, estuvo una semana internada y falleció sin conocer a nuestra hija. Lo único que supo es que era una nena y cuál iba a ser su nombre”, recordó Carlos.
Sin embargo, al momento de enterarse de que la hija ya había nacido, y de que la madre había fallecido, hizo todo lo posible para ir a asistir a la pequeña. “Me contaron que se había quedado sola, así que tenía que llegar lo más rápido posible. Si bien era 120 kilómetros, estaba todo cortado y necesitaba un permiso para transitar. Cuando lo conseguí, una remisera se ofreció a llevarme”.
La segunda mala noticia: anomalía hepática
Desde entonces, padre e hija se volvieron inseparables, ella estaba internada hasta cumplir 38 semanas y él la iba a ver todos los días; hasta que otra mala noticia tocó la puerta de la familia que aun estaba viviendo el duelo de Alicia. Los médicos notificaron que la pequeña estaba presentando un problema en el hígado, por lo que la controlaron hasta que a los cinco meses les indicaron un traslado urgente de Bariloche al Hospital Garrahan.
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“Primero los médicos pensaron que podía ser una bacteria, pero después vieron que era algo que se tenía que seguir tratando. Todas las semanas le hacían algún estudio, ecografía o le sacaban sangre”. No obstante, tal traslado se otorgó en los primeros meses de la cuarentena estricta en Argentina, por lo que los vuelos no salían y debía ser a través de una ambulancia.
1600 kilómetros después, la pequeña arribó al Hospital junto a su padre, donde confirmaron que debía recibir un donante de hígado, a lo que el padre, inmediatamente, se ofreció. “Me hicieron los estudios y era compatible, así que se programó la operación que fue el 17 de junio. A Pía la intervinieron en el Garrahan y a mí en el Hospital Del Cruce”.
La vida de Pía y Carlos luego del trasplante
Gracias a la ayuda de la hermana de Carlos que vive en La Plata, la pequeña en ningún momento se quedó sola, siendo que él estaba operado en otro nosocomio. “Fueron dos operaciones bastante largas. Con ella se quedó mi hermana y yo estuve dos días incomunicado después de que me operaron. Una vez que me sacaron los puntos quise correr hasta el Garrahan a cuidarla”.
Afortunadamente, unas semanas después de la intervención, los médicos se acercaron a la habitación y confirmaron que ya se podían retirar y que la niña estaba aceptando muy bien el trasplante: “Pensaba que iban a ser tres meses internados, pero por la evolución de Pía los médicos decidieron que nos fuéramos antes”.
Por cuestiones de chequeos médicos, el hombre optó por quedarse a vivir junto a la beba en una casa que tiene en Ranchos, Buenos Aires, donde, afortunadamente, también está cerca de sus familiares. No obstante, sostuvo que la idea sí es ir a vivir a El Bolsón cuando las condiciones estén más consolidadas.
Carlos argumentó también que su deseo es poner un vivero para poder trabajar en algo que le permita cuidar a Pía: “La realidad es que desde que nació, a mí se me complicó trabajar. Además, al estar trasplantado por unos meses no puedo hacer esfuerzos y Pía necesita cuidados las 24 horas”.
Finalmente, sobre la crianza de la pequeña, el hombre, agregó: “Cuando sea grande y me pregunte por su mamá yo le voy a contar que ella soñaba con tenerla. Sé que nosotros vamos a ser super compinches. Si ella está bien, yo estoy bien y viceversa”.