La reciente visita del rey de Noruega Harald V a Puerto Williams encendió todas las alarmas para los habitantes de la zona que están en contra de las empresas salmoneras, la llegada de la corona noruega a la región de Magallanes reavivó el fuerte rechazo ante estas empresas, por lo que se pusieron en pie de guerra contra la posible llegada de las salmoneras noruegas a la zona.
Una de las voces que estuvieron desafiando al frío y a la realeza europea para manifestarse fue la de Cristina, la yagan mas longeva que habita en Puerto Williams.
A sus 90 años quiso hacerle saber al rey que las salmoneras de su país no son bienvenidas.
"Nosotros vivimos de esto, de la centolla. Mis hijos todos trabajan hace varios años y ahora no sé lo que va a pasar. Ojalá que no pase nada", comentó.
Pero ella no es la única. Alberto Serrano, director del Museo Antropológico de la isla no sólo apoyó a la manifestación en rechazo a las salmoneras, sino que acusa persecución política que casi le hace perder su puesto de trabajo como cabeza del recinto.
"He sido víctima de un acoso político por parte del gobernador y autoridades que llegaron acá a la isla y en el momento en que se desata de forma más notoria este problema de las salmoneras me mostré contrario y he participado de las manifestaciones", añadió el hombre que debió recibir al rey en el museo.
Y es que ambos, junto al resto de manifestantes que llegaron a protestar con carteles, pancartas y gritos contra la posibilidad de la instalación de nuevas industrias salmoneras, están contra la irrupción a un territorio ancestral, sin consulta indígena, ya que no se han comunicado con el pueblo originario y dicen que se han violado sus derechos.
Sin embargo, Arturo Clément, presidente de Salmón Chile, asevera que "la industria ha tomado un rol muy activo en el trabajo con las comunidades locales y con nuestros principales grupos de interés, nuestros proveedores, trabajadores y pescadores artesanales".
En la misma línea, la industria salmonera se defiende y asegura que no habrá mayores riesgos ambientales.
Pero otros antecedentes que existen en regiones de Los Lagos y Aysén indican lo contrario. Ahí los efectos de la salmonicultura causó una catástrofe ambiental que obliga a empresas noruegas a mudarse a Magallanes.
Así lo ratifica Liesbeth van der Meer, directora de Oceana: "Hay zonas en la Décima Región que están altamente contaminadas y no se puede producir salmón porque tiene muy poco oxígeno dado por las fecas".
Pero volviendo con Alberto Serrano y la visita del rey, dijo haber quedado conforme, ya que en su intercambio dijo que "me centré en la protección del patrimonio del lugar y así explicarle por qué la salmonicultura es dañina".
Ahora sólo que esperar si Cristina, Alberto y el resto de manifestantes que siguieron de cerca cada actividad de la cabeza de la corona noruega pudieron hacer cambiar de opinión al rey.