La comunidad Yagan de Bahía Mejillones en Puerto Williams, Chile, se manifestó este sábado en rechazo a la posible instalación de salmoneras en el Canal Beagle, bloqueando por varias horas el acceso al muelle de la capital antártica, sumando así su negativa a este tipo de iniciativas cuyo impacto ecológico es debatido en Argentina y Chile.
Bajo el título "Las razones para sospechar que las salmoneras no son un buen negocio para el ambiente", la Revista La Lupa del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) en Ushuaia detalla diez motivos -a través del Dr. Gustavo Lovrich- que se deberían tener en cuenta para descartar la posible instalaciones de salmoneras en Tierra del Fuego.
Y las enumera del siguiente modo: El salmón es una especie exótica y las consecuencias de sus escapes son fatales para el ecosistema.
El Canal Beagle es un sistema semicerrado, donde las entradas y salidas del agua son limitadas. Por eso la contaminación producida por la actividad salmonera se acumulará.
Las jaulas van a impactar nuestro paisaje, un valor turístico por excelencia. Van a ocupar espacio que se quitará a la pesca tradicional. Además producen interacciones negativas con aves y mamíferos marinos.
Sólo la cuarta parte del alimento que se tira a los salmones termina en carne de salmón. El resto permanece en el agua y en el fondo marino, como alimento no usado, orina, defecaciones y salmones muertos. Esto da como resultado la muerte de la fauna y flora autóctona.
El cultivo produce residuos que actúan como fertilizantes que promueven la proliferación de microalgas tóxicas, como las que producen las mareas rojas.
El cultivo produce desechos industriales, plásticos y químicos, fuente de polución marina.
El cultivo de salmones introduce y propaga enfermedades como así también los agentes que las causan.
Las enfermedades de los salmones requieren del uso y abuso de antibióticos, antiparasitarios y otras sustancias químicas.