El pasado lunes, la ciudad de Lules se vio convulsionada por el crimen de Silvio Cabrera, un remisero que fue asesinado mientras trabajaba realizando un viaje al paraje de Las Carreras, en la localidad de El Mollar. El caso tiene un único acusado por el momento, apodado “Catucho”, quien está señalado como el autor material del homicidio. Por orden del juez Mario Velázquez, el sujeto de frondoso prontuario, se encuentra con seis meses de prisión preventiva mientras siguen las investigaciones.
En ese marco, este viernes cientos de luleños salieron a las calles para pedir justicia y acompañaron a sus familiares y amigos en una marcha pacífica que comenzó en Mercedes, barrio en el que vivía la víctima, hasta la comisaría de Lules, frente a Plaza 9 de Julio.
“Nosotros si creemos que ha habido mas involucrados, porque han encontrado dos revólveres, dos tipos de calibre que han disparado, aparte cuando le hicieron la autopsia se notaba que le dieron un disparo en la cabeza y que le rozaron en las orejas y el mentón con otro calibre”, comenzó diciendo Sandra Ganvarte, esposa de la víctima.
Con relación al accionar de la justicia, comentó que, “fuimos para Monteros y nos dijeron que se está avanzando, con el fiscal que fuimos a hablar no estaba, se había ido a Tafí del Valle, creemos que se fue a seguir con la investigación para poder esclarecer el hecho. Dentro de todo quedé convencida y en realidad quiero creer que se va a hacer justicia, porque no se le puede haber arrebatado así la vida”, enfatizó.
Por otro lado, desmintió rotundamente las versiones que aseguraban que había un vínculo previo entre la víctima y “Catucho”, el único detenido hasta el momento por la causa: “es mentira lo que dicen que siempre le hacia viajes a él y las versiones que el viaje estaba programado tampoco es verdad. Siempre que tenía un viaje programado me decía por las dudas si yo necesitaba algo”. Ese día, “él sabia que yo me tenía que ir a las 6 de la mañana a hacer un trámite, y el sabía que me tenía que venir a buscar, yo lo hablé 6.16 porque no llegaba, y me dijo, yo le escuché la voz medio rara, me dijo me estoy yendo con un viaje a Tafí del Valle y le dije bueno ya me busco un remis, y después lo llamaba y lo llamaba, a las 8.30 daba apagado, yo decía capaz que no tiene señal, volví a llamar, insistí, pero ya estaba apagado”, detalló sobre el día del crimen, Sandra. Las pericias indican que alrededor de ese horario sucedió el asesinato.
La familia Cabrera se vio envuelta en una tragedia irreparable en cuestión de horas y por ello, el pedido de justicia es incesante: “Quiero creer que se va a hacer justicia, nos han arrebatado nuestro pilar. Mi hija (de 5 años) llora todas las noches en silencio buscando a su papá, preguntando. Ella tiene un problema de salud, estaba con terapia y y tratamiento médico y es como si fuese que esta volviendo todo para atrás de nuevo, a ella le falta su papá”, describió acongojada Ganvarte.
Por otro lado, contó que la familia no tuvo ningún tipo de contacto de parte de las autoridades del municipio de Lules, “nadie se ha acercado, más allá de que nosotros no pertenecemos a ningún espacio político, pero creo que en este caso, al menos se hubiera acercado alguien a brindarnos apoyo como ciudadanos. Al sepelio fueron el concejal “Beto” Salazar y “Gaby” Salazar, que son de la zona donde nosotros vivimos y son conocidos de nosotros, yo a ellos no los he tomado que vinieron como políticos, sino como conocidos de la familia”.
“Nosotros vivíamos el día a día, porque mi marido si no hacia un viaje no había plata, más allá de la ayuda que tenernos de mi cuñado, de mi suegra, de mi hijo, pero nosotros vivíamos el día a día con lo que el trabajaba, y lamentablemente los estudios y todo lo que hace mi hija, son muy costosos, que yo ahora digo ¿Cómo hago? Falta él y falta todo”, describió Sandra.
En la ciudad de Lules este tipo de hechos delictivos no son usuales, por lo que la ciudadanía se vio conmovida ante la magnitud del crimen y la tragedia que enfrenta la familia, para con lo cual Sandra tuvo el reconocimiento al apoyo de los luleños: “la gente de Lules nos ha apoyado mucho, los compañeros de trabajo de la remisería, los vecinos. Cuando iba en el auto con mi marido el chofer se da la vuelta y me dice yo sabía que “el negro” era bueno, pero no me imaginaba que tan bueno, por la cantidad de gente que fue al acompañamiento”.