“Hace 10 años venimos desarrollando estudios sobre las bases moleculares de la EP (Enfermedad de Parkinson), justamente porque entendiendo qué es lo que produce la enfermedad, qué es lo que mata a las neuronas dopaminérgicas en la patología, uno puede encontrar cómo proteger esas neuronas o cómo inhibir el daño neuronal”, señáló la doctora Rosana Chehín, docente de la UNT y directora del Instituto de Medicina Molecular y Celular Aplicada (IMMCA) de triple dependencia entre la UNT, el Conicet y el Ministerio de Salud de Tucumán, que conduce esta investigación
En conversación con Medios UNT agregó que “fuimos con un grupo de químicos de síntesis de la UBA para ver si podíamos llevar adelante un ambicioso proyecto que era la síntesis de una molécula, lo que se conoce como diseño racional de fármacos. En palabras simples, buscábamos desarrollar una molécula que sea capaz de hacer lo que nosotros queríamos. Y así llegamos a Pegasus”.
Agregó que “la flamante molécula actúa por una parte como un “agonista dopaminérgico”, es decir, con una función similar a la dopamina, que es un neurotransmisor esencial en el cerebro. En tanto que, por otra parte, presenta actividad neuroprotectora impidiendo la formación de especies tóxicas de la proteína alfa -sinucleina, causante principal de la patología”.
Chehín subrayó que “dado que la dopamina no puede administrarse sola porque no pasa la barrera hematoencefálica, diseñamos esta molécula que es un carrier que transporta dopamina al cerebro empleando el sistema de transporte de las tetraciclinas. La molécula conserva las mejores propiedades de la dopamina y de la tetraciclina. Por ejemplo, descartaron la función antibiótica de esta última que, a largo plazo genera resistencia”.
Remarcó que “la molécula podría convertirse en una alternativa para el tratamiento de la EP, de resultar positivas las pruebas en humanos. Indicó que podría convertirse en una opción a la levodopa, fármaco que se usa hace más de 60 años para Parkinson y que puede generar efectos adversos”.