En la noche del miércoles, Ricardo Antonio Zorrilla Janco, de 37 años, quien presta servicios en la Alcaidía de la Dirección General de Investigaciones, fue sorprendido por los delincuentes en su carnicería en calle General Paz al 1000, en la capital tucumana. Lo redujeron amenazándolo con armas de fuego a él y a su hija que lo acompañaba. Le exigían que entregue el dinero del negocio mientras le apuntaban con la pistola a la menor. Por eso, el comerciante no dudó en darles toda la recaudación que tenía en la caja registradora.
El dueño del comercio, que a su vez es policía, logró atrapar con la ayuda de vecinos a uno de los dos sujetos que tras apuntarle con un arma de fuego a su hija menor de edad intentó fugarse con $60.000 de la recaudación del negocio.
Según el relato de su denuncia, al ver peligrar la vida de su hija aprovechó un descuido de los delincuentes, extrajo su arma reglamentaria y efectuó disparos contra ellos mientras salían corriendo.
Aparentemente uno de ellos habría resultado herido aunque logró darse a la fuga y hasta el momento no hay registros de su ingreso en algún hospital público. Por ello, por estas horas los investigadores tratan de determinar si realmente impactaron los disparos en uno de los sospechosos.
El otro sujeto, de 24 años, fue alcanzado por Zorrilla Janco en calle Lamadrid al 400. Allí, los vecinos tomaron intervención y comenzaron a lincharlo por lo que resultó con lesiones en la cabeza. El ladrón tenía un arma de fuego que resultó ser una réplica, luego fue trasladado en el Servicio de Emergencias 107 al Hospital Padilla. Tras ser atendido por una leve herida en el cuero cabelludo, en horas de la mañana fue alojado en calidad de aprehendido en la Comisaría Seccional Segunda.
