Hablábamos en una sobremesa de los primeros amores. Fue Alejandra quien sentenció: “me enamoré en simultaneo: en Reta y de Reta”
A uno de esos amores se lo llevó el tiempo, no fue más que una aventura de verano, de esas que se conservan para siempre; al otro amor regresa cada año desde entonces y el Balneario Reta siempre la recibe con los brazos abiertos, orgullosa de saber que su encanto no se apaga.
Playa natural y sencilla, con sus costas acariciadas suavemente por un mar manso mayormente y arrebatado de a ratos, con su tranquilo y típico ambiente de frescura, con sus antiguas casitas y nuevas construcciones, con la amabilidad tan cordial de sus habitantes.
Reta es un regocijo para los sentidos, la vista se pierde entre sus verdes y sus paisajes únicos, el olfato se deleita con ese aire puro y fuerte que invade los pulmones.
Reta es mar y pueblo. Es el verde de sus árboles y de sus tamariscos rodeado de médanos, es el encanto de sus 30 kilómetros de playa donde la vida pasa lejos.
Historia
En los primeros años del siglo XX, inclusive antes desde 1890, Reta era solo campo y mar aún sin nombre.
Fue por aquella época cuando Martín Reta se instaló en la zona y construyó su estancia, “La Casualidad” y junto con otro visionario, Claudio Rodríguez Otero, proyectaron Reta.
Pionero y soñador, Martín Reta fantaseaba con el desarrollo de la región, y al igual que Claromecó la idea de convertir la zona en la sede del Puerto Marítimo Tres Arroyos, fue una de las primeras ilusiones que tuvo y la primera en quedar trunca.
Quería darle al lugar un perfil turístico, haciendo hincapié en la imponente extensión de sus playas. Bautizó al pueblo con su nombre y comenzó la construcción del Hotel Playa un emprendimiento de dimensiones imponentes para el lugar y la época.
Reta poco a poco se hacía conocido, y de zonas aledañas llegaban los turistas a disfrutar de su tranquilidad aún sin desarrollo.
Para principios de 1929 el Hotel Playa quedó concluido. Era una construcción lujosa y moderna para la época, con dos plantas, sala de juegos, guardería de niños y todo el confort existente en la época.
Un camino de hormigón guiaba a los turistas directo a la playa, casi casi como si se tratase de un sitio privado y exclusivo.
El Balneario Reta fue fundado oficialmente el 28 de noviembre de 1929, según lo dispuesto por el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Valentín Vergara.
Al año siguiente de la fundación, el maestro Emilio de la Calle, con la finalidad de recibir estudiantes secundarios de Tres Arroyos, fundó la colonia turística Bartolomé Mitre, destinada a albergar a estudiantes, maestros y periodistas dispuestos a difundir los encantos de la villa.
Mientras tanto el loteo de terrenos atraía a compradores de distintas partes del país que soñaban con montar su casita de fin de semana o de veraneo en aquel paradisiaco lugar que poco a poco se daba a conocer.
O por que no, apostando al progreso de la región, a una inversión con vistas al futuro si el proyecto del puerto se concretaba. Esto no sucedió y muchos de los terrenos adquiridos quedaron vírgenes durante décadas, pasando de generación en generación.
Pese a eso, Reta continuó con su desarrollo, lento, es verdad, pero efectivo para mantener sus cualidades y encantos naturales.
En 1945 se inauguró la primera escuela, en 1955 la Iglesia Sagrada Familia, en 1962 llegó al balneario el servicio telefónico y recién en 1978 la luz eléctrica.
Reta natural
Reta es una villa rural y balnearia donde los amantes de la naturaleza encontrarán un paraíso.
Con sus amaneceres perfectos, el sol cayendo sobre el mar al atardecer y una playa rodeada de médanos altos. Con sus noches de cielo estrellado donde parece que los puntitos en el cielo se reproducen sin cesar.
Practicar ecoturismo, senderismo y caminatas rurales son opciones para los amantes de la naturaleza como lo es también el avistaje de aves, recorrer la zona de El Pinar, las caminatas por el Caracolero y la visita a la Albufera.
La Albufera es la primera área protegida del partido de Tres Arroyos. Es una laguna próxima a la costa, formada por agua salada y dulce, separada del mar por una lengua de arena de playa. Esta es la zona que eligen muchas aves para anidar y reproducirse.
Otro de sus encantos naturales, que no hay que dejar de visitar, es la desembocadura del Río Quequén Salado, un escenario perfecto para relajarse, pescar, disfrutar y llenarse los ojos de más naturaleza.
Hay además un gran Camping con salida al mar para hospedarse al aire libre.
Además de sus hermosas playas, en Reta también cuenta con interesantes espacios culturales para visitar, como el Museo de la Yerba Mate, único en la provincia de Buenos Aires; también la Biblioteca “Un mundo de libros” y el Museo donde se puede conocer toda la historia de la localidad.
Si sos un turistas nómade que te gusta recorrer y conocer, visitando Reta corrés con la ventaja de tener a solo 45 kilómetros a Claromecó, a 82 kilómetros a Monte Hermoso, a 50 kilómetros a la ciudad cabecera Tres Arroyos, si es que vas por caminos internos o a 80 kilómetros yendo por ruta, a poco más de 20 kilómetros a Copetonas donde el turismo rural crece día a día, para una escapadita que te permita conocer más del sudeste bonaerense y disfrutar más de una movida turística distinta o con otros estímulos.
Desde aquel 28 de noviembre de 1929 Reta mantiene la sencillez que caracteriza a los pueblos de la región y crece sin perder sus atractivos naturales.
En su tranquilidad radica su encanto, en sus callecitas sin pavimento, en su pequeñez de pueblo.
En sus atardeceres de ensueño y sus noches en las que las estrellas brillan más que en cualquier otro lugar, cualidades por la cual, acertadamente, mi amiga, llamó poéticamente a Reta “la playa de los enamorados”.