Una joyería centrica, ubicada en la calle Libertad, quedó en el ojo de la tormenta ya que fue señalada como la que compró las alhajas que había robado la empleada domestica, que después se terminó degollando, a su patrona.
Todo comenzó cuando en el barrio Cabildo, una vecina acusó a su empleada de sustraerle las joyas que estaban valuadas en $1.000.000 y revenderlas a $40.000 según se supo porque la misma acusada había confesado su culpabilidad. Pero también manifestó y señaló a este reconocido local, como el punto de venta, donde había rematado el botín.
"No se trabaja con piedras, sino con oro; y sólo con personas con las que ya tuvimos un vínculo comercial. Jamás con extraños’, se apresuraron a aclarar desde la joyería.
Si bien desde la Fiscalía pidieron las cámaras de seguridad del local, los propietarios las negaron y dejaron en claro que no se trataba de obstruir a la Justicia, si no que para ellos es mejor que la fiscal Carla León se presente en persona con expertos y extraigan las imágenes que quieran, informó El Liberal.