El esfuerzo y la perseverancia tienen su recompensa, y eso lo sabe Ana Bustamante, la pampeana que en junio se propuso recibirse: para ello organizó una rifa para poder pagar sus deudas y que la habiliten para rendir su última materia.
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Ana tiene 26 años y trabajó en algunos locales comerciales pero con la llegada de la pandemia, se quedó sin trabajo y las deudas se empezaron a acumular, entre ellos la cuota del instituto privado en el que cursaba. Esto hizo que su “recibida” quede pausada hasta junio que realizó una rifa para pagar sus deudas con el objetivo de recibirse este año.
La joven santarroseña se fue endeudando con el correr de los meses y tuvo que juntar más de 120 mil pesos para pagar el Instituto. Todo parecía imposible, pero logró juntar el dinero necesario y caminar a paso firme hacia su meta.
“Ana Bustamente 8″, fueron las palabras que desataron la alegría y emoción de la pampeana que lo primero que atinó a hacer fue ir a abrazar a su hija Sofía “que no paraba de llorar… ¡Estaba tan emocionada esa nena!”, detalló la joven a La Arena.
Y no es para menos, porque su mamá se propuso en la pandemia terminar de estudiar para poder buscar un trabajo fijo que les permita vivir dignamente sin necesidad de pedir ayuda, y eso está cada día más cerca. Con las emociones a flor de piel, ya que seguía los pasos de su mamá que falleció cinco días antes de que empezara a estudiar.
“No tenía trabajo, vivo sola con mi hija Sofía desde hace unos tres años… lo único es que vivimos al lado de la casa de mi padre, así que siempre estamos juntos y eso nos ayuda”, contó la santarroseña y detalló que previo al coronavirus trabajó en un kiosco y en un comercio atendiendo al público, pero que ahora estaba desempleada.
En cuanto a la última materia que rindió, Política Social, Ana contó que tuvo que estudiarla sola “porque mis compañeros y compañeras ya están recibidos; pero igual una semana entera vino a ayudarme Nicolás, un amigo y compañero que tiene ¡toda la cancha con las políticas públicas!”.
Saber que había aprobado fue “su mejor final”, y lo festejó con una caravana con sus amigos, sus hermanos y Sofía. Todos juntos fueron hasta la casa de su papá y después a un bar: “Las mozas me estaban esperando con un pizarrón hermoso… todo decorado. Es que con ellas establecimos un vínculo re lindo porque después de rendir cada final de la carrera terminábamos tomando una cerveza ahí”.
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“Ahora lo que espero obviamente es poder ejercer… En donde sea, pero de lo que estudié y lo que tanto me gusta… Pero igual con la idea de seguir capacitándome para conseguir la licenciatura. Digo la verdad: en lo único que pensé cuando salí de ese final era correr a abrazar a Sofi que no paraba de llorar…”, contó la flamante trabajadora social.