Después que los pronósticos anunciaran un día lluvioso, finalmente el viento despejó la tormenta y el acto del Día de la Lealtad organizado por el Frente de Todos en el Parque Recreativo Don Tomás tuvo el marco de un auténtico "día peronista", soleado y apacible, al calor de la multitud.
A excepción de Sergio Massa o de Verónica Magario, cuya presencia se había anunciado, estuvieron prácticamente todos los gobernadores peronistas y los principales dirigentes nacionales junto a Carlos Verna, Cristina Kirchner y Alberto Fernández, sumados a los candidatos y dirigentes provinciales y locales.
Mas allá de que los discursos de los únicos tres oradores, Verna, Cristina y Alberto, en ese orden, estuvieron en línea con lo que vienen pregonando cada vez que hacen declaraciones respecto al valor de la unidad y al repudio de las políticas del actual gobierno nacional, fue significativo el tono con el que cada uno de ellos asumió el uso de la palabra.
A Verna se lo vió emocionado desde el principio, casi al borde de las lágrimas, siendo asistido en mas de una oportunidad por un colaborador que le alcanzaba agua, tal vez porque vió materializado en esa multitud enfervorizada que él era el promotor de la mentada unidad y que ese fuera, posiblemente, el último gran acto durante su mandato que vence el 10 de diciembre y que lo tenía como protagonista.
Cristina Kirchner confirmó, como le había pedido el gobernador en su alocución, que "nunca la había mandado a lavar los platos, tal como sostienen algunos periodistas", y se mostró con todo el entusiasmo y carisma que despliega cuando es el centro de la escena, desempeño que coronó bailando sobre el final del acto al son de los cánticos de los militantes.
Alberto Fernández, a su turno, se mostró eufórico y pidió, a los gritos, que "entre todos pongamos a la Argentina de pie", a tono con lo que reza el slogan de la campaña del Frente de Todos.
Mención aparte merecen las hileras de chorizos que se asaron para los asistentes, y las también particulares hileras de aviones privados que quedaron estacionados junto a la pista del aeropuerto local y que transportan a tamaña cantidad de personajes políticos, pocas veces visto por estos lares.
Un típico acto peronista, iniciado con la entonación de la marcha, un video que repasaba imágenes de los grandes líderes históricos y culminado con fuegos artificiales, para que el público se desconcentrara contento y satisfecho de haber compartido con sus dirigentes una tarde soleada que quedará en la memoria de muchos de los que estuvieron allí.