En abril, un oficial del servicio penitenciario santafesino, identificado como Gonzalo Arellano, brindó una entrevista televisiva en la que denunció la existencia de corrupción, tráfico de drogas, hostigamiento constante y varios delitos en el ámbito del sistema carcelario provincial.
Las declaraciones generaron una repercusión tan fuerte que la Cámara de Diputados propuso pedir citación al titular de la repartición Walter Gálvez, quien ya salió a hablar. En diálogo con Radio 2, el funcionario señaló que inició actuaciones administrativas y se puso a disposición del Ministerio Público de la Acusación (MPA) para que investiguen las denuncias.
“Tomé dos acciones a partir de las declaraciones de Arellano. Iniciamos las acciones administrativas de rigor para desagregar cada denuncia e iniciar una actuación. Y me presenté ante el fiscal José Luis Caterina para poner a todo el SP a disposición para que todo esto se pueda aclarar”, sostuvo Gálvez.
Y agregó que se sumarán 300 agentes penitenciarios más, además de elogiar los resultados del nuevo “cinturón de seguridad” implementado en los penales para requisar objetos. Según sus números, gracias a las nuevas medidas de seguridad “ha bajado a más de la mitad las requisas ordenadas por los fiscales. Es decir, que hay menos líneas de investigación desde las cárceles”.
¿Qué dijo Arellano en televisión?
Arellano se presentó en la televisión con su uniforme del SP y dio mucha información sobre actividades delictivas en el marco del ámbito carcelario. Además de la existencia de una “Mini PyME ilegal”, el empleado sostuvo que hay hostigamientos hacia el personal de las cárceles de la provincia para “ver pasar droga y celulares, y tener que mirar para otro costado”.
El hombre actualmente se encuentra en licencia psiquiátrica y dice que es por hechos que le sucedieron en el contexto de lo que relató: “Hoy no puedo volver al Servicio Penitenciario, temo por mi vida, los integrantes de mi familia, mi pareja, mis hermanos que son funcionarios del SP”.
En esa línea denunció: “Mis compañeros no se animan a hablar. En el sistema se impone el miedo y el miedo los bloquea. Puedo sufrir todo tipo de represalia por quienes son responsables del sistema, de llevar adelante las líneas del Servicio Penitenciario, para que funcione como se debe. Esto implica hasta perder la vida”.
“Hace años perdimos la autoridad, somos personas sin voz ni voto, cuando objetamos es para mejorar la calidad del sistema y mejorar la población, pero si no se mejora arriba, los de abajo no podemos hacer nada. La función de ser ciego, sordo y mudo es la habitual dentro del SP”, concluyó.