En una zona de puentes, mientras caía el atardecer sobre el arroyo El Rey, el equipo de Vía Santa Fe deshojó algunas de las historias trágicas que recrean la famosa "maldición" del curso de agua desde la época de los indios abipones hasta nuestros días.
Valeria Spontón y Celso Vicentín fueron los pobladores de la zona que contaron sus recuerdos de contenido dramático junto al agua. Fue en el marco del proyecto Historias y leyendas de pueblos de Argentina que nos trajo esta semana a Santa Fe.
"Yo digo que mi papá se murió haciendo lo que más le gustaba. Salió un día y a los dos días lo encontramos", inició el relato con emoción Valeria, sobre el pescador que perdió la vida en el arroyo.
Mirá el video de las historias trágicas del arroyo El Rey
Cuando el hombre desaparece se inició una búsqueda en la zona. "La Policía ya quería que levanten todo porque era tarde, se hacía de noche, había hormigas grandes que había traído la inundación y víboras".
"Mis primos le pidieron tirar una vez más una pateja, y como ellos siempre que iban a pescar tomaban licor para calentarse, tiraron una botellita vacía para atrás pidiendole a mi papá que aparezca", cuenta Valeria y casi como en un relato sobrenatural: "donde cayó la botella se tiraron a buscar y ahí lo encontraron".
Días después del hallazgo encontraron el reloj detenido a las 8, una bolsa que el hombre llevaba con un espinazo de pescado adentro y hasta sus cigarrillos.
A esa historia dura le sigue la de Celso Vicentín, quien vivió la pérdida de dos amigos en las orillas del arroyo. Fue un 19 de noviembre de 1978, según rememora. "Amamos el agua, vivimos el agua, crecimos pescando y jugando en el agua", define este habitante de la zona.
"El objetivo era pasar un sábado entre amigos, jugar al fútbol, tirar unas líneas al agua, comer un pollo a la parrilla que era a lo que teníamos acceso nosotros (...) Llegamos, preparamos nuestro lugarcito para cocinar... Y encontramos una de las tantas líneas patejas, como le solemos decir en la zona, llena de anzuelos", recuerda con la voz algo afectada por el recuerdo.
Las crecidas en esa época del año suelen volver "traicionero" al cauce del arroyo El Rey, describe Celso. Los chicos acostumbraban tirarse al río para desenganchar esas línea de pesca y recuperarlas y eso precisamente hicieron esa vez, como siempre, pero se largó también uno de ellos que no sabía nadar.
Celso recuerda haberse sumergido en el agua con otro amigo e intentar sacarlo, pero al hacer unos 20 o 30 metros, en la desesperación siente que se le enganchan los anzuelos en los pies. Con la tanza enredada en las piernas llega a duras penas a la orilla. El agua se llevó en ese momento las vidas de dos de sus amigos.
"No sé si el río se cobra esa trágica leyenda o si por ahí somos desde jóvenes demasiado poco respetuosos de la naturaleza y creemos que a los 15 o 16 años somos capaces de todo. Y hay que aprender que la naturaleza se maneja, hace y deshace a su antojo", concluye emocionado.