Días atrás, una vecina de Merlo, San Luis, sufrió una historia digna de ser contada en una serie de Netflix o una película de terror. A su hijo de le habían robado su bicicleta, pero cuando trató de pedir ayuda para recuperarla en las redes, se encontró con algo peor.
Los posteos de Facebook y otras redes sociales llegan a personas y lugares impensados. Uno nunca imagina que podría pasarle lo peor, pero esta vecina de Merlo habló con ECN y contó su terrorífica situación.
La historia de terror de la mujer de Merlo: le robaron y luego recibió llamados extorsivos
Todo comenzó el sábado por la noche, cuando del patio de su casa le robaron la bicicleta a su hijo. De esto, la mujer se percató recién el domingo por la noche.
Desahuciada, realizó la denuncia y también compartió lo sucedido en sus redes para ver si con aporte de sus conocidos podía recuperar lo que le sustrajeron. Como su número de celular figuraba entre los datos que ofreció en la publicación, al cabo de unas horas comenzó a recibir una serie de llamados telefónicos de un “número privado”.
El celular sonó varias veces a altas horas de la noche, pero decidió no atenderlos.
A la mañana siguiente, cerca de las 6, este desconocido volvió a llamar. La mujer atendió y se encontró con una voz masculina, con una tonada que no era del lugar, quien le dijo que él había comprado su bicicleta y que para devolvérsela quería cierto dinero a cambio.
La mujer le contestó que llamara más tarde y decidió contarle a su marido lo que pasó. Así, decidieron alertar a las autoridades y, desde dependencia policial, les dijeron que podría tratarse de una estafa telefónica.
La nueva llamada del sujeto desconocido y la extorsión
A la hora acordada, este hombre volvió a ponerse en contacto, aunque en esta oportunidad pidió una suma menor: $20.000. Este dinero, según requirió, podría transferirlo por Mercado Pago una parte y a los otros 15 mil los retiraría su supuesta esposa más tarde.
Tras esto, mientras la mujer caminaba por la calle manteniendo la llamada, se encontró con un policía al que le explicó la situación y a quien le dio los datos para que pertinentemente se investigue de dónde provino la llamada.
De acuerdo a lo que le manifestó el efectivo, estos llamados de tipo extorsivo se han multiplicado últimamente. La hipótesis más firme sostiene que provienen de cárceles, sobre todo de Buenos Aires, donde se supone que el uso de teléfonos está prohibido.
Por esto, muchas veces se debe tener especial precaución a la hora de compartir ciertos datos, sobre todo en las redes sociales. Un acto de buena fe podría transformarse como si nada en una trampa.