Este martes, Sol Amelie, una pequeña de 5 años de San Luis, falleció. La noticia fue compartida por la madre de la nena, Alejandra Agüero, a través de las redes sociales.
“Se nos fue. Se fue la hermosa de la vida, el Sol de los días. El mundo, la sociedad quizás no la merecía”, publicó la mamá por Facebook.
Los problemas de salud de Sol Amelie
La historia de Sol Amelie conmovió a San Luis hace casi seis años. En 2017, su caso trascendió fronteras cuando sus padres pidieron la ayuda.
En aquel entonces habían solicitado ayuda al Gobierno provincial para el traslado de su hija que nació circunstancialmente en un pueblo de Córdoba cuando su mamá estaba de viaje. Allí, la mujer tuvo complicaciones en el parto. Ella tuvo que ser atendida en Villa Dolores, y Sol nació con severas complicaciones neurológicas.
Cuando la familia quiso traerla a San Luis se encontró con un problema: no había lugar para recibirla.
“Sociedades que marginan, excluyen y hacen diferencia no merecen una personita tan maravillosa. Tan maravillosa que un día nos recordó que en aquellos lugares olvidados las mujeres también paren, y que los pobres también tienen derechos”, sentenció al respecto Agüero en su publicación.
En su relato, Sandra también contó que la pequeña sufrió cinco infartos. El último de ellos fue tan grave que le generó secuelas irreversibles.
“Un día nos dijeron que esto podía pasar. Sin embargo, luchamos para que tenga la mejor calidad de vida posible (porque todos la merecen), y no nos arrepentimos, porque estos casi seis años no fueron en vano. Pasamos los días con una niña amada, de carácter firme que enseñaba tanto”, expresó la madre.
Así, Agüero señaló que Sol Amelie “nos enseñó a no fingir que todo estaba bien cuando no lo estaba, porque si algo no le gustaba, te lo hacía saber”.
“Nos enseñó a vivir el aquí y ahora. Nos enseñó que lo que se quiere se defiende, que el amor se demuestra con acciones. Nos enseñó a aceptar las situaciones inesperadas, levantarse y seguir”, añadió en su posteo.
“Merece un lugar donde no exista enfermedad, ni dolor, ni injusticia, ni maldad. Y que gracias a Él tenemos esperanza de vida eterna y la fe de que, si hacemos lo recto y lo bueno, un día volveremos a ver a nuestra pequeña Amelie. Mientras tanto, hoy su ausencia aquí duele en los huesos y desgarra el corazón… Su discapacidad no era una carga, las barreras sociales sí”, cerró.