Los neuquinos Juan Carlos Echezarraga, de 26 años, y Mariano Buono, de 25, renunciaron a sus trabajos y hace un mes iniciaron la aventura de recorrer en bicicleta el país, el miércoles arribaron a la capital puntana y el jueves a la Villa de Merlo.
Los amigos ya llevan recorridos 1.600 kilómetros entre tres provincias: Neuquén, Mendoza y San Luis. Además que acumularon muchos nuevos amigos entre kilómetro y kilómetro. A pesar de que no tienen un camino fijo, su intención es llegar hasta las Cataratas, pero no descartan la posibilidad de cruzar a otros países.
El Diario de la República entrevistó a Mariano y Juan que vivían a tres cuadras de distancia, pero ahora comparten la carpa que arman todas las noches a un costado de la ruta, para recargar energías y continuar viaje.
"Nos conocimos hace siete años por otro amigo en común en Villa La Angostura. De ahí en más hacemos bastantes cosas juntos, tenemos una huerta ecológica y practicamos candombe. Decidimos renunciar a nuestros trabajos y emprender este viaje con unos pocos ahorros", contó Mariano.
El motivo que los incentivo para iniciar la aventura fue San Luis, cuando ambos vinieron el 7 de abril a ver el recital de La Renga en La Pedrera, Villa Mercedes.
"Esta provincia es muy importante para nosotros porque el viaje nació acá, cuando vinimos hace dos meses, nos encantó lo que recorrimos y nació la idea de venir en bici. Como primer objetivo, sin haberlo charlado, San Luis ya estaba dentro de los planes".
El periodista relató que ambos en perfecta sincronía agregaron: "Todo lo que vimos de la provincia nos pareció muy lindo. Tuvimos la suerte de ser alojados por un lugareño muy bueno que nos hizo pasear y conocer un montón. Es un punto destacado en nuestro viaje tanto el lugar como el clima y su gente".
Juan y Mariano tuvieron que sortear distintas dificultades durante la travesía, por un lado las inclemencias del clima, la falta de agua y las distancias entre un pueblo y otro.
"En el norte de Neuquén empezaron las primeras piedras en el camino que fueron la falta de agua y las largas distancias. Los pueblos están separados por 250 kilómetros, y en el medio sólo hay desierto. Una vez que pasamos a Mendoza nos agarró la nieve así de improviso. Esa fue la parte más dura con respecto a lo físico porque no teníamos nada de entrenamiento", describió Mariano.
Por otra parte, reconocieron que rompieron muchos mitos, entre ellos "el prejuicio que hay en la sociedad sobre el cuidarse de la gente durante un viaje" dijo Juan y Mariano complementó: "Te sorprende la magia que aparece en los malos momentos y sobretodo la gente que está dispuesta a darte una mano cuando uno más lo necesita. Está buenísimo saber que siempre hay otro que te puede ayudar, escucharte y viceversa. Nosotros también lo hemos hecho y transmitido lo que nos pasa en el viaje para motivar a los demás a que lo intenten. Es todo el tiempo un ida y vuelta muy enriquecedor. Hoy tenemos un montón de amigos de 'ruta' con los que compartimos cosas re lindas".
"Hay un poco un mito al rededor de los viajes, uno no gasta tanto, ni es un impedimento tan grande la plata. Con unos pequeños ahorros se puede viajar. Probablemente en algún momento tengamos que hacer algo para vender, por suerte realizamos artesanías y nos damos mañana con varias cosas", añadió Juan.
"Recorrimos más de 1.600 kilómetros, quedan muchos más por alcanzar y podemos hacerlo. No hay excusa, no tenía bicicleta antes del viaje, es una cuestión de salir de la zona de confort", explicó Mariano y juan concluyó: "No podemos saber cuántas ganas nos quedan de seguir o si nos cansamos".