En la Sala III de la Cámara Penal, un albañil jubilado de 69 aceptó recibir 8 años y 5 meses de castigo por los abusos sexuales gravemente ultrajantes cometidos contra su propia hija. Fue durante un juicio abreviado y, siguiendo el consejo de su abogado defensor Claudio Vera, que el hombre acordó la condena con el fiscal José Eduardo Mallea. Ahora será Eugenio Barbera, uno de los jueces del tribunal, quien decidirá si acepta o no, y de ser así qué castigo impondrá (nunca uno mayor) al confeso abusador.
Según relató Diario de Cuyo, la joven denunciante se casó y se fue de su casa con apenas 16 años, como una forma de evitar los ultrajes sexuales de su papá cuando cada mañana la despertaba para llevarla a la escuela. Pero la noche del 21 de septiembre de 2016, ya separada y con 22 años de edad, un enésimo episodio de violencia la motivó a denunciar todo.
Aquella noche les pidió a unos sobrinos que la acompañaran a la casa de sus padres, pero su hermano, papá de los chicos, se enojó y los golpeó, tanto a los menores como a ella. Pero todo se agravó cuando llegó a la casa de su padre y éste la castigó, incluso, lanzándola contra un termotanque.
El episodio fue la gota que rebalsó el vaso, la mujer lo denunció al 911 por lesiones y también por una acusación mucho más grave contra ese violento progenitor: los reiterados abusos sexuales. El hombre quedó procesado por el abuso a su hija biológica cuando era adolescente. Pero no fue a la cárcel y quedó con prisión domiciliaria a causa de su diabetes y problemas del corazón, dijeron fuentes judiciales.