"Yo quiero decir que he sido yo. No molesten a nadie más, yo la maté… Me tenía cansado". Así fue que Evaristo Molina, un hombre de 70 años, confesó ser el autor del terrible crimen de Yamila Pérez. El sujeto declaró ante el Tercer Juzgado de Instrucción, aunque la estrategia de su abogado defensor era que no lo hiciera. Pero cuando estaba por finalizar la audiencia, el comerciante se arrepintió y se autoincriminó.
Molina conocía a Yamila. Según los testimonios tenía una relación, al menos de cliente sexual, con la mujer. A la causa quedó vinculado porque en la escena del crimen, donde la joven apareció sin vida y descuartizada, se halló una receta médica a su nombre. Pero no fue el único detenido por el escalofriante caso, Ramón "Cunta" Sosa, primo de una expareja de la mujer, también fue investigado. Sin embargo, este último manifestó ser inocente y contó que en los calabozos de la Central de Policía, Molina había confesado ser el homicida.
Este jueves el sujeto de 70 años llegó a Tribunales para declarar. Según publicó el diario digital Tiempo de San Juan, el juez Guillermo Adárvez junto al secretario del juzgado le leyeron las pruebas que tenían en su contra (cuchillos secuestrados en su vivienda, las supuestas manchas de sangre en su auto y las imágenes de su vehículo en la zona de El Mogote) y la grave imputación: homicidio doblemente agravado, por alevosía y femicidio. Fue entonces cuando Molina decidió contar todo. Dijo que Yamila "me tenía cansado" y que "una vez me echaron de mi casa y no quería que pasara más".
A Yamila Pérez la encontraron muerta, con el rostro desfigurado y sin brazos el 17 de junio en El Mogote, Chimbas. La víctima falleció como consecuencia de 8 puñaladas en el cuello y en el pecho. Sobre su vida íntima se supo que era mamá de tres chicos, uno recién nacido, y ejercía la prostitución.
