Aurora y Daniel son un matrimonio de ancianos sanjuaninos que, en diciembre de 2019, protagonizaron un escándalo porque su propia hija los echó del departamentito que ellos tenían en el fondo de la casa de ella. Ahora, en plena cuarentena, contaron cómo viven refugiados en ese pequeño lugar, en el fondo de la casa de su hija, que los amenaza constantemente. Como hay feria judicial por la pandemia del coronavirus, tienen que esperar a que los jueces vuelvan a trabajar para saber si podrán seguir viviendo allí o no.
Según publicó el diario Tiempo de San Juan, los jubilados no tienen baño y para bañarse deben calentar agua en una olla. Por ahora, sólo cuentan con un inodoro y están preocupados por lo que pasará cuando llegue el invierno. "Estamos bien, pero preocupados por lo que pueda pasar. Cuando pase la feria por la pandemia me van a decir qué va a ocurrir. Nosotros queremos hacer la división, pero ella no quiere. También se molesta porque utilizamos el portón, pero lo pusimos nosotros y es nuestro único acceso a la calle", contó Aurora al diario local.
El departamentito donde vive el matrimonio está ubicado en el fondo de la casa de su hija, en el barrio Valle Grande, en Rawson, el barrio más grande de San Juan. Allí, con mucho esfuerzo se construyeron ese lugar para vivir porque su propia hija se los pidió. Para poder hacerlo los abuelitos vendieron su auto y costosas herramientas pero luego, de un día para el otro, la mujer los echó y tuvo que intervenir la Justicia.
Ahora, Aurora y Daniel tienen una restricción de acercamiento y su hija no puede acercárseles. "En febrero y marzo nos llovimos enteros, y un vecino muy amable nos prestó la tarjeta para comprar la membrana del techo. Con el baño tenemos algo improvisado, un inodoro y cargamos agua caliente para bañarnos. Espero que esto pase pronto porque se viene el invierno", contó el matrimonio. Como su hija les cortó el agua ellos juntaron dinero y empezaron a construir su propio baño y la obra quedó a medias por la cuarentena. "No quiere que le ocupe nada. Así que estamos encerrados. Vivimos con intranquilidad e incertidumbre, angustiados por que no sé con qué nos va a salir después", se lamentó Aurora.
"Nosotros nos vinimos acá porque ella nos dijo, gastamos todos nuestros ahorros y vendimos incluso nuestro auto para construir este departamento. Yo no me voy a llevar nada al cajón, quiero que esto se resuelva en paz. Yo nunca la quise embromar, todo se hizo a voluntad de ella", explicó. Ahora tienen que esperar que termine la cuarentena para que un juez defina su situación pero mientras tanto viven angustiados.