Los festejos de Central Norte terminaron a los tiros

La violencia marcó el aniversario del centenario, incluyendo peleas provocadas por el alcohol, agresiones al personal policial y disparos en la noche.

Los festejos de Central Norte terminaron a los tiros
La convocatoria fue multitudinaria, y ocurrieron distintos actos violentos. Preocupa la falta de control de protocolos.

El día de ayer el Club Atlético Central Norte festejó sus cien años de vida con una celebración multitudinaria que, como suele ocurrir cada año, fue empañada por la violencia. Pese a los intentos de evitar incidentes y el control policial, una vez más la fiesta fue noticia por sus problemas.

Según cuentan vecinos y otras fuentes extraoficiales, cerca de 20.000 personas se presentaron en las puertas del club para participar de los festejos, queriendo ser parte del centenario de vida del club atlético. Sin embargo, esto significó por una parte la falta de protocolos y cuidado de la salud, y por otro la presencia de peleas y distintos actos de violencia.

Aunque se montó un importante operativo policial en las inmediaciones del club, esto no alcanzó para controlar a la cantidad de personas que asistieron, muchas de ellas luego de consumir alcohol. Esto decantó en distintos enfrentamientos en el lugar y agresiones al personal policial.

Por otra parte, testimonios dados en distintos medios sostuvieron que hubo grupos antagónicos que mantuvieron enfrentamientos, lo cual decantó en una batalla campal. Lamentablemente, esto es un hecho repetido en todos los festejos de Central Norte.

La convocatoria fue multitudinaria, y ocurrieron distintos actos violentos. Preocupa la falta de control de protocolos.
La convocatoria fue multitudinaria, y ocurrieron distintos actos violentos. Preocupa la falta de control de protocolos.

Finalmente, algunos vecinos de zonas aledañas al club compartieron en las redes y otros medios que durante la noche se escucharon disparos, que se creen vinieron de las armas que usa la Policía salteña para repeler manifestaciones. Nuevamente, lo que se esperaba fuera una fiesta alegre terminó en una jornada violenta.