Antes de que el mundo se detuviera por la pandemia por coronavirus, todo el país fue consciente de la problemática de desnutrición en el norte de Salta por la muerte de varios niños. Con la ayuda de distintos organismos internacionales, se buscaron soluciones, y entre ellos la Cruz Roja Argentina empezó la ejecución de un plan para llevar agua a las poblaciones de San Martín, Rivadavia y Orán.
La emergencia sociosanitaria se declaró en esa zona el 29 de enero, luego de la muerte de ocho niños y la hospitalización de más de 30 con diagnósticos de desnutrición. El Observatorio Humanitario del organismo realizó un estudio de campo que mostró que el 90 % de los habitantes se encuentran en una situación nutricional por debajo de lo normal. Además, el 45 % están en una situación de muy bajo peso.
La falta de acceso a agua potable es la principal razón de estos cuadros, así como también la carencia de alimentos y servicios de salud. Las comunidades son atravesadas por otras problemáticas estructurales, como la discriminación, exclusión, contaminación ambiental y pérdida de tierras.
Ante la llegada del coronavirus en la Argentina en marzo, la situación se volvió más compleja por los cierres de rutas y caminos, que retrasaron el ingreso de productos de asistencia humanitaria. El recambio de voluntarios de la Cruz Roja debió rediseñarse para hacerse a través de vehículos institucionales, incrementando los tiempos logísticos de la operación y el aumento de recursos utilizados.
A pesar de los gastos extras por la pandemia, entre el 28 de febrero y el 8 de marzo el voluntariado y personal técnico montaron el primer campamento humanitario en la historia de la Cruz Roja Argentina, en "Misión Grande". El paraje se encuentra a 15 km de Santa Victoria Este, a 540 km de la ciudad de Salta, y brinda respuesta a más de 38 comunidades.
En tiempo récord y a pesar del aislamiento social, preventivo y obligatorio lograron instalar una planta potabilizadora, la cual permite producir más de 60 mil litros de agua por día. Además, se entregaron filtros familiares y comunitarios, y bidones para el almacenamiento y purificado del agua limpia. Se capacitó a las comunidades sobre su uso y mantenimiento, y finalmente se instaló un sistema de distribución de agua, a través de tanques de almacenamiento y repartos de agua donde no hay fuentes de agua y no llega el ejército.
Para cubrir atenciones básicas y apoyo psicosocial, se habilitó un puesto de Primeros Auxilios de 24 horas, donde se verifican mediciones de talla y peso, y controles nutricionales básicos. Siguen las medidas de cuidado por coronavirus, rotando a los voluntarios y dando charlas de prevención.