Este 3 de junio miles de mujeres de todos los rincones del país ocuparán las calles, plazas y espacios para gritar nuevamente “Ni una menos”. La consigna se repite desde el 2015, año en el que un rostro aniñado impreso en cientos de carteles anunciaba el aberrante femicidio de Chiara Páez.
Hasta ese momento, los crímenes de niñas, adolescentes y mujeres engrosaban cotidianamente los números de femicidios en Argentina y el mundo; pero el asesinato de la jovencita embarazada de Rufino a sus cortos 14 años sacudió la tierra como nunca antes: cientos de miles de personas se organizaron y salieron a las calles para pedir Justicia por ella y por las que murieron y mueren en manos de sus femicidas: así nació Ni una Menos.
Pasaron 8 años desde esa primera marcha gestada desde el cansancio y la indignación. Años en los que la sociedad cambió, pero no tanto; años en los que el arco político prometió muchas cosas y cumplió pocas; años en los que miles de mujeres siguieron siendo asesinadas. La crueldad es tal, que con más de 50 pruebas en su contra y su propia confesión, Manuel Mansilla, el joven que golpeó a Chiara hasta matarla y la enterró en el patio de su casa, recibió un gran beneficio de la Justicia, que decidió reducirle la condena a “tentativa de homicidio” por haber sido menor de edad al momento de los hechos.
Después de ese imborrable 10 de mayo de 2015, Fabio Páez, papá de Chiara, tuvo que reconstruirse y rehacerse, mientras sanaba una tristeza que, al día de hoy, no deja de dolerle. Incapaz de soportar el estupor y la bronca de toda una ciudad, se mudó de Rufino al sur de Mendoza, donde hizo su luto en paz con sus otros dos hijos y juntó fuerzas para continuar viviendo.
¿Cómo continúa la causa tras la reducción de condena a Mansilla?
“Iremos hasta las últimas consecuencias”, sostiene con voz firme, cuando se le pregunta sobre la sentencia que benefició al femicida de Chiara. “Ahora se apeló ante la Corte Suprema en Santa Fe, que por supuesto rechazará el pedido y ahí, automáticamente, vamos a llevar la apelación a la Corte Suprema de la Nación”.
El fallo de la Corte santafesina data del 27 de diciembre de 2021 y, este año, la decisión fue validada por la Sala III de la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Rosario, integrada por los jueces Guillermo Llaudet, Georgina Depetris y Javier Beltramone, permitiendo reducirle la pena a Mansilla de 21 años a 15 por su condición de menor de edad al momento del crimen de Chiara y del bebé que gestaba. Teniendo en cuenta que el femicida ya cumplió siete años en la cárcel, podría acceder a salidas transitorias muy pronto.
En la última audiencia, Fabio y la mamá de Chiara, Verónica Camargo, pudieron estar presentes y hasta tomar la palabra. La impresión del hombre sobre aquel momento genera escalofríos: “los jueces parecía que estaban hablando de recuperar una bicicleta robada o una moto, con una frialdad y una naturalidad tal, como si no hubiera muerto una chica”.
Fabio habló en esa audiencia y les pidió a los jueces que hagan algo “por las mujeres que quedan”, pero se fue con la sensación de que a ninguno de los magistrados le interesaba escucharlo.
Manuel Mansilla: el femicida con Instagram
Mansilla es el primer homicida menor de edad sentenciado en Sudamérica con agravamiento de femicidio. No es un dato menor: En 2005, un fallo del Tribunal de Menores de Capital Federal rebajó la condena de un menor de edad de 21 años y 6 meses a 15 años y cambió la carátula de homicidio calificado a “tentativa” de homicidio simple basándose en el “interés superior del niño”, para penar un crimen cometido por un menor de apellido Maldonado en ocasión de robo. Esto sentó un precedente para interpretaciones disímiles sobre la cuestión.
En el caso de Mansilla, entre los agravamientos para sentenciarlo estuvo la falta de arrepentimiento y la operatoria para esconder pruebas. “La misma noche del femicidio se hizo el que estaba buscando a Chiara y la llamaba a la mamá para averiguar novedades, teniéndola enterrada en el patio de la casa. Por eso yo me pregunto si los jueces, cuando tomaron la decisión, leyeron la causa como corresponde, porque es inentendible”, cuestiona Páez.
Sumado a esto, en julio del 2020 los mismos papás de Chiara expusieron que el asesino de Chiara, alojado en el penal de Piñero, no sólo tenía un teléfono celular sino que contaba con un Instagram en el que compartía parte de su día a día con los demás internautas. Tras la denuncia, desde el Servicio Penitenciario de Santa Fe comunicaron que en una revisación se logró secuestrar el celular que usaba Mansilla para subir fotos y que escondía en una guitarra, pasando desapercibido en las requisas a celdas.
El “peligroso mensaje de la justicia”
Hay algo en lo que el hombre hace especial énfasis y es el mensaje que la Justicia está dando con la reducción de la condena de Mansilla: “Es un asesino que gracias a la buena conducta en la cárcel podría estar fuera este año o el año que viene. Lo que parece que dicen es que podés ser menor o incluir a un menor en un asesinato tranquilo, total a los 7 u 8 años sale”.
“Encontrarse con una jueza de la Corte Suprema pidiendo bajarle la sentencia a un femicida no se entiende, tira por la borda toda la lucha de los movimientos de mujeres para que esto no suceda, o suceda cada vez menos. Parece que ellos ponen un granito de arena para que suceda más”, se lamenta.
Sin perder la fuerza, Fabio se prepara para participar este sábado 3 de junio de la convocatoria que tendrá lugar en la zona de la costanera rosarina. Allí hablará frente a miles de mujeres que siguen alzándose contra la violencia de género. Lo hará como papá, como ciudadano y como otra víctima de un crimen que le cambió la vida para siempre.
