El hundimiento del crucero General Belgrano constituye, posiblemente, el acontecimiento más duro de la guerra de Malvinas. El ataque provocó la muerte de 323 de sus 1.093 tripulantes, la mitad de las bajas totales que tuvo Argentina durante el conflicto militar. En balsas inflables, aguardando incluso durante días con temperaturas bajo cero lograron sobrevivir 770 soldados argentinos, uno de ellos fue Felipe Santiago Gallo.
Este joven rosarino pudo ser rescatado por compañeros que iban en uno de los barcos que escoltaba al Belgrano, y aunque moriría más tarde a causa de sus graves heridas, fue uno de los pocos cuyos restos pudieron ser enterrados en el continente. Tras un pedido del Centro de Ex Combatientes de Malvinas, a comienzos de marzo, el Concejo Municipal aprobó un proyecto para que pueda ser trasladado al sector de los ilustres de Rosario.
Fernando Vitale, integrante de esa agrupación y uno de los que participó del rescate de Gallo, revivió aquel episodio, contó a Vía Rosario quién fue ese héroe de Malvinas y cómo lograron ubicar a la familia mucho tiempo después, para hacerle el debido reconocimiento.
La historia de Felipe Santiago Gallo, héroe de Malvinas
“Gallo fue tripulante del Belgrano, tenía grado de cabo primero, era electricista y oriundo del barrio rosarino de Fisherton”, comenzó diciendo y añadió que aquel 2 de mayo de 1982, él iba en el Piedrabuena, uno de los dos destructores que oficiaban de escolta del mencionado crucero en el momento en el que lo atacaron. El otro era el Bouchard. “Nos habían dado la orden de volver a Malvinas, creíamos que para un ataque, pero pasa algo que hace que se suspenda el encuentro con la flota inglesa y entonces emprendimos el regreso al continente”, resaltó.
Fue en ese trayecto que el Belgrano recibió dos impactos de parte de la armada inglesa, en tanto que el Bouchard también fue alcanzado, pero sin explotar. Los disparos provenían de un submarino nuclear. “A nosotros no nos tocó, tal vez porque le erraron o no nos vieron, pero empezamos a hacer maniobras evasivas y fue entonces que recibimos el SOS del Belgrano”, rememoró. Cuando llegaron al lugar donde debía estar el crucero, este había desaparecido. Tampoco se veían a simple vista los posibles supervivientes.
“Fueron 6 u 8 horas de búsqueda desesperada, y no tuvimos noticias hasta el otro día a media mañana”, indicó Vitale. Entonces un avión argentino avistó algunas balsas muy lejos de donde se había hundido la embarcación. La gran tormenta los había arrastrado unos 100 kilómetros, y al visualizarlos, empezó la tarea de rescate. “Nosotros estábamos preparados para la guerra, no para salvar vidas. De hecho nuestro barco tenía más de 100 metros de eslora y era viejo, no era el ideal para ese trabajo, pero igualmente emprendimos la tarea”, manifestó.
Lamentablemente muchos de los soldados fueron hallados sin vida producto de las heridas provocadas por el ataque, mientras que otros habían muerto de hipotermia. “En esas aguas heladas una persona no sobrevive más de uno o dos minutos, y algunos tuvieron que nadar hacia las balsas, sabiendo que tal vez no llegarían vivos”, resaltó el ex combatiente. Entre los rescatados estaba Gallo, al que Vitale -pese a ser rosarino y electricista como él- recién conoció en la enfermería. “Lo atendieron los médicos de nuestro barco, pero como estaba muy herido con quemaduras, lo trasladaron en helicóptero al buque hospital”, relató y agregó que al presenciar la escena, alguien le dijo “ese es Gallo, el rosarino”, frase que le quedó para siempre guardada.
El tiempo pasó, y cuatro años atrás, el Senado provincial decidió homenajear a las familias de los santafesinos caídos en Malvinas con la entrega de un diploma. Desde el Centro de Ex Combatientes emprendieron la búsqueda de familiares o allegados, pero nadie apareció por Gallo. “Ahí me acordé de ese nombre, y lo asumí como una búsqueda personal”, dijo Vitale. A través de redes sociales consiguió el dato de un sobrino suyo. Al encontrarlo en Facebook descubrió que jugaba al rugby en UNI, club del que Vitale es socio. A través de su DT pudo contactarlo, contarle la historia y establecer un vínculo. Se trataba del hijo de la hermana del ex soldado, es decir, de su sobrino. Con su muerte, Gallo había dejado una viuda de 18 años y un pequeño hijo, que tras el desgraciado hecho se fueron de Rosario.
De manera que los únicos allegados presentes eran sus hermanos. A ellos les entregaron el diploma y con ellos gestionaron una visita al cementerio El Salvador, donde están los restos del ex cabo. Al descubrir que estaba en un nicho común, sin ninguna distinción que lo hiciera visible, comenzaron a trabajar para hacerle un reconocimiento. “Son muy pocos los soldados cuyos restos fueron enterrados en el continente, y siendo el único de Rosario, nos parecía que debía ponerse en valor”, comentó.
El homenaje a Felipe Santiago Gallo
Tras plantear el tema al secretario de Cultura, Dante Taparelli, consiguieron que los restos sean trasladados a la zona de los ilustres del cementerio, donde se encuentran las personalidades más distinguidas que tuvo la ciudad. Con la aprobación del Concejo, se avanzará en la cremación para su disposición final en el área más distinguida, en un acto que se llevará adelante precisamente el 2 de mayo de este año, al cumplirse los 40 años de la guerra y del hundimiento del Belgrano. “Los rosarinos ahora podrán recordarlo con la jerarquía que se merece”, cerró.
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