Un caso con pocos antecedentes en Rosario se abrió paso el pasado miércoles 2 de noviembre. La Justicia local autorizó que un hombre le done su riñón a un compañero de trabajo, quien también es un gran amigo de él desde hace 18 años.
Esta resolución no es algo nuevo, pero ha ocurrido escasas veces en la ciudad santafecina y, además, se resolvió en tan solo dos semanas debido a la urgencia que presenta el paciente. Además, los órganos de sus familiares no son compatibles con su cuerpo, por lo que esta alternativa era más viable.
Luego del fallo de la Justicia Federal de Rosario, solo queda esperar a que los médicos determinen un día y horario para llevar a cabo el trasplante. En diálogo con La Capital, Santiago Martínez, abogado patrocinante del donante, señaló que su cliente en ese momento “no dudó un instante” en donar un riñón para su amigo.
Le donará un riñón a su compañero de trabajo y, sobre todo, amigo
Este lazo de amistad va más allá del trabajo. Ambos tienen una fuerte relación y, además, laburan en el peaje de General Lagos, en la autopista Rosario-Buenos Aires. Se los identificó como Pablo y Román, quienes hace 18 años se conocen.
El paciente en cuestión es Román, quien padece desde niño una insuficiencia renal que se fue agravando hasta el punto de tener que someterse constantemente a tratamiento de diálisis. Es por esto que, a principios del 2021, los médicos le aconsejaron tener un trasplante para mejorar su calidad de vida.
Entonces la búsqueda comenzó, pero las noticias buenas tardaron en llegar, pues todos sus familiares poseían órganos que no eran compatibles con su cuerpo. Fue entonces cuando Pablo tomó un rol más importante en esta historia y decidió ser voluntario.
“Así comenzó a realizarse todos los estudios de rigor para saber si sus órganos eran compatibles con los de Román”, explicó el letrado, y agregó: “Los estudios de histocompatibilidad dieron positivo, es decir que su riñón es compatible”.
Quería donarle su riñón a su amigo, pero primero debía ser autorizado por la Justicia
A partir de ese momento, ambos conversaron tanto con sus respectivas familias como con los médicos, y se analizaron todas las posibles complicaciones que podría llegar a tener la salud de Pablo por la donación.
El voluntario se sometió a varios análisis. Cuando se confirmó que era seguro para él realizar la intervención quirúrgica, las autoridades del sanatorio explicaron que necesitaban una autorización judicial, en este caso de la Justicia Federal.
Esta acción meramente declarativa fue presentada el 20 de octubre de este año ante en el Juzgado Federal en lo Civil Nº 1. Martínez explicó: “La ley que regula estas cuestiones es la ley 27.447, también llamada Ley Justina, que autoriza la donación entre familiares, sin necesidad de autorización familiar”.
Pero a la vez, en base a lo que detalló el abogado, hace un procedimiento judicial en el artículo 67. A partir de la comprensión de esa norma, los jueces entienden que ese procedimiento es para personas que no son familiares.
El trámite procesal incluyó dos audiencias, una muy extensa en la que declararon todos los profesionales de la salud que intervienen en el caso, y se buscó establecer tres cuestiones principales: que el trasplante sea necesario, la gratuidad (que no haya ningún incentivo económico) y que la persona donante sea consciente de lo que hace.
Finalmente, la Justicia falló en favor de esta causa y el 2 de noviembre se dio la autorización. La misma fue firmada por el juez Carlos Vera Barros, quien actuó como magistrado subrogante. Román ahora está a un solo paso de mejorar su calidad de vida, y sólo resta determinar cuándo sucederá.
