El río Paraná subió más de 80 centímetros a la altura de Rosario en lo que va de febrero. Si bien se trata de un indicador positivo en relación a la bajante histórica del año pasado y los incendios en las islas, el cambio también hizo que se perdieran unos 25 metros de ancho en la costanera, lo que complicó el distanciamiento social para prevenir el contagio de coronavirus.
El jefe de guardavidas de la Rambla Catalunya, Leonardo Marino, explicó que el escenario en la zona norte cambió drásticamente este mes. A la hora de repasar la situación previa, recordó que el lugar disponible era “el doble” del de una temporada normal, pero ahora tienen menos espacio para evitar aglomeraciones de personas.
Respecto de las condiciones actuales, el coordinador de la vigilancia en la rambla comentó que los números actuales se acercan más a las “medias naturales del río y de la playa. En diálogo con Radio 2, sentenció que la crecida es “un alivio” frente a la crisis ambiental en el Delta, pero también “trae complicaciones para turistas y veraneantes” que se acercan a la costa para sobrellevar el intenso calor de estos días.
Entre otras cuestiones que hacen a un verano distinto debido a las restricciones para evitar el contagio de COVID-19, Marino ratificó que también se redujo la presencia en ese sector del Paraná. Puntualmente estimó que “la afluencia es casi un 50 por ciento menos respecto a otros años”.
Según el Centro de Informaciones Meteorológicas, la altura del río en Rosario este domingo era de 2,45 metros. En tanto, el pronóstico preliminar del Instituto Nacional del Agua (INA), indican que para el martes, el caudal seguirá aumentando y la marca llegará a ser de 2,90 metros. La creciente se debe a las intensas lluvias en las altas cuencas en territorio brasileño.
