La llegada de Diego Maradona a Newell’s Old Boys en septiembre de 1993 marcó un antes y un después en el fútbol rosarino. Tras su paso por el Sevilla y en medio de un contexto complejo en su carrera, el astro argentino decidió regresar al país y lo hizo en un club inesperado, lejos de los gigantes de Buenos Aires.
La operación fue posible gracias al empresario Eduardo López, presidente de la Lepra en aquel entonces, quien apostó fuerte por el fichaje. El contrato millonario contemplaba no solo su presencia en el plantel profesional, sino también la posibilidad de que Maradona participara en eventos y actividades que potenciaran la imagen institucional.

El 9 de septiembre de ese año, Diego Armando Maradona volvía al fútbol argentino tras 11 años en Europa para vestir la casaca rojinegra. “Me gusta Newell’s. Vamos ahí”, fue la frase que el Diez expresó y con a que se ganó para siempre en el corazón del hincha leproso.
Esa fecha quedó grabada en la memoria de los hinchas. Más de 40 mil personas colmaron el estadio Marcelo Bielsa, que aún no llevaba ese nombre, para recibir al ídolo. La presentación fue una fiesta popular: banderas, bengalas y ovaciones acompañaron a Diego desde que pisó el césped hasta que habló frente a la multitud.
En su estadía en Rosario, Maradona se instaló en una lujosa vivienda de un country y rápidamente se convirtió en protagonista de la vida social de la ciudad. Los fanáticos se agolpaban a diario para verlo entrenar o simplemente para obtener un autógrafo.
En el plano deportivo, su debut oficial con la camiseta rojinegra fue el 10 de octubre de 1993 frente a Independiente, en Avellaneda. Si bien la expectativa era enorme, Maradona jugó apenas cinco partidos oficiales con Newell’s, sin poder marcar goles.
El paso del tiempo y las lesiones hicieron que su rendimiento no estuviera a la altura de lo esperado. Sin embargo, cada aparición suya en la cancha desataba una revolución. Los rivales querían intercambiar camisetas y los estadios se llenaban para verlo, incluso en sus últimas etapas como jugador.
El 26 de octubre de ese año, Diego jugó un amistoso contra Emelec de Ecuador en Rosario. Ese partido es recordado porque se lo vio más activo y participativo, aunque tampoco logró convertir.

Apenas 145 días después de su llegada, la relación entre Maradona y Newell’s llegó a su fin. El ídolo decidió alejarse del club y, poco tiempo más tarde, iniciaría su camino hacia su regreso a Boca Juniors.
A pesar de la brevedad de su ciclo, el romance entre Maradona y la Lepra quedó grabado en la memoria colectiva. Para los hinchas rojinegros, haber tenido al “Diez” en sus filas, aunque fuera por pocos partidos, significó un orgullo imposible de borrar.
Hoy, más de tres décadas después, el recuerdo de aquel septiembre de 1993 sigue vivo. La presentación de Maradona en el Coloso del Parque fue uno de los momentos más impactantes de la historia de Newell’s y un capítulo inolvidable en la vida del mejor jugador de todos los tiempos.