La suspensión de visitas en las cárceles por la pandemia de coronavirus generó que un grupo de presos del sur santafesino empezara a pedir droga por teléfono. Así consta en una causa federal, aunque lo más llamativo es que los encargados del delivery de estupefacientes eran los policías que trabajaban en Melincué.
La pesquisa tomó estado público a partir de seis allanamientos simultáneos que incluyeron la Alcaidía de la Unidad Regional VIII. El jefe es uno de los uniformados bajo sospecha en el expediente a cargo del fiscal Javier Arzubi Calvo, quien solicitó el operativo a raíz del trabajo realizado por la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de Santa Fe.
De acuerdo a las pruebas recabadas hasta el momento, los internos se contactaban con vendedores en Venado Tuerto para comprar droga. El tipo de pedido condicionaba el monto que los policías les cobraban para llevarlo. La tarifa iba desde 700 hasta los 10.000 pesos.
El envío de los paquetes se realizaba mediante remises cuyos conductores pactaban el encuentro con los efectivos en uno de los accesos al pueblo. Allí se llevó a cabo un operativo que permitió desbaratar el circuito ilegal cuando un inspeccionaron el auto de un chofer que iba con un agente retirado. A bordo encontraron una caja con una bolsa de galletitas. Adentro había unas pocas, pero también hallaron tres envoltorios con cocaína y dos con marihuana, así como $3.300 en efectivo.
Los allanamientos autorizados por el juez Aurelio Cuello Murúa incluyen domicilios de los policías acusados en Fortín Olmos, Díaz y la ciudad de Santa Fe. En la Alcaidía secuestraron droga dentro de dos casilleros y también se llevaron celulares, armas de fuego y otros elementos de interés para la causa.