"Ángel siempre fue flaquito, pero era el que nos ganaba los partidos de chicos", recuerdan los amigos de la infancia de Di María, que en pocos días disputará su tercer Mundial.
"Nos la pasábamos jugando todo el día, cuatro o cinco partidos sin ningún problema", recordó Nicolás Segovia, uno de sus amigos del barrio, en diálogo con TN. Y cuando no había pelota de cuero o de plástico, armaban una con una bolsa y papel.
"Lo mataban a patadas y él seguía como si nada. Y le tirabas cualquier pelota y él se las arreglaba para ganar los partidos", acotó Cristian Galotto, un compañero de la primaria que agregó Fideo "sacaba el doble de ventaja en los test de Cooper".
Ese Flaquito rápido y habilidoso se formó en los potreros de zona norte de Rosario, y para sus amigos todavía hoy muestra cosas aprendidas allí. "El ida y vuelta, el jugar libre es propio del potrero", resaltaron.
Ya con 30 años, y cientos de anécdotas compartidas, Nicolás, Cristian, Ángel y muchos otros chicos del barrio todavía hoy se siguen juntando, manteniendo inalterable la amistad. "Cumplió el sueño de todos de jugar en Primera", aseguraron.