La pandemia obligó a los deportistas de elite a rebuscárselas para seguir entrenando y no perder ritmo, y este fue el caso de Nadia Podoroska, la tenista rosarina que se convirtió en leyenda al acceder este martes a las semifinales del Grand Slam de Rolan Garros.
Cuando no estaba habilitada la práctica deportiva de ningún tipo, la Rusita improvisó con un colchón apoyado contra la pared de su casa. Con este invento, practicó el drive, el revés y la reacción, y de paso se entretuvo.
"En casa hay que apelar un poco al ingenio para entrenar. Se hace lo que se puede. Hasta pongo un colchón contra la pared para hacer algunos ejercicios", había señalado al respecto la tenista argentina del momento.
"Tengo un patio grande y algunas pesas para trabajar algo de fuerza, pero lógico que se extraña entrenar en una cancha", afirmaba. Es que a principios de año, Podoroska volvió de México tras suspenderse el torneo que disputaba y pasó buena parte de la pandemia con su familia en Rosario.
Uno de los que más la ayudo a mantenerse en ritmo fue su hermano, ingeniero y también juegador de handball. Él y el colchón también merecen algo de crédito por este triunfazo en París.