Hace cinco años Efraín Delgado, un nene perteneciente a la comunidad Qom de Pampa del Indio, provincia de Chaco, terminó el primario. Hoy ya es un adolescente de 17 años y acaba de terminar la escuela secundaria. Al igual que cuando era pequeño, la foto junto a su abuelo volvió a emocionar.
“Estoy muy contento. Acá en el campo las cosas no son fáciles. Las distancias y estar sin señal en el teléfono complican mucho”, contó Efraín en diálogo con “TN”. La falta de conectividad en medio de la pandemia de COVID-19 le hizo más difícil el camino. Aún así, siguió adelante y logró sus objetivos.
Desde que los seis años, edad a la que comenzó a asistir a la Escuela de Educación Primaria N°239 “Pedro Inchausp”, situada a la vera de la Ruta Provincial N°3, Efraín recorría seis kilómetros a pie desde su casa del lote 29 de la colonia agrícola Pampa Chica. Su abuelo Ángel lo acompañaba cada día y luego se sumó su hermana Celeste, un año menor.
Tras siete años, Efraín se convirtió en el primer integrante de su familia en completar los estudios primarios. Ese día, Hugo Baricheval, su maestro, le entregó el diploma de abanderado.
En 2016, el pequeño y su abuelo no pudieron contener las lágrimas. El emocionante momento quedó plasmado en una foto que muchos usuarios compartieron en las redes sociales.
“Me emocioné porque logré lo que quería desde hace mucho: terminar la primaria. La secundaria va a ser más difícil porque queda más lejos, a ocho kilómetros”, decía Efraín, cuando tenía 12 años.
Esta semana, después de cinco años, el joven de 17 años finalizó sus estudios en la Escuela Secundaria N° 159, un precario establecimiento en el paraje rural Campo Medina, ubicado en los alrededores de la ruta que une Pampa del Indio y General San Martín. Nuevamente fue el mejor alumno y repitió la foto con su abuelo.
“No me sacaron tantas fotos como cuando terminé la primaria. Esa vez fue como ser famoso por unos días, ¿no? Ahora hubo gente que me llamó y me felicitó”, contó.
Por la pandemia, los últimos dos años de cursada fueron difíciles. “Una vez por semana, los profesores nos dejaban la tarea en la escuela. Teníamos que ir a buscarla y, después, entregarla”, dijo sobre los días sin presencialidad.
“Acá en el campo casi no llegó el coronavirus, pero en el pueblo (Pampa del Indio) sí. El mayor problema siempre es que no hay señal y no funciona el WhatsApp. Ahora puedo hablar porque justo me vine para el pueblo”, contó el joven.
“Por suerte, mi abuela Herminia me pudo regalar una moto con lo que fue ahorrando de su pensión, así que dejé de ir caminando a clases”, relató emocionado el adolescente.
La directora del colegio, Elena Martín, describe a Efraín como “un muy buen alumno, responsable y que no faltó nunca a clases. Sacó el mejor promedio de su curso desde primero a quinto año. Fue abanderado. Es tímido y culminar sus estudios secundarios es un gran paso para él”.
A la Escuela 159 asisten 134 alumnos, la mayoría pertenecientes a la comunidad Qom. “Nuestra escuela es precaria. Es un edificio viejo prestado por la primaria que está al lado. Este año se autorizó la construcción del edificio, pero todavía no han comenzado”, detalló la directora.
“En estos años de pandemia fue difícil, ya que no hay conectividad en la escuela ni en la zona. No hay señal de celulares y eso fue muy dificultoso”, dijo sobre las dificultades que atravesaron estos últimos años.