El fotógrafo Andrés Bonetti logró capturar unas espectaculares imágenes en el mar de Península Valdés: un ballenato nadando de frente, atrás aparece la sombra de su madre y una decena de lobos marinos.
Andrés Bonetti explicó cómo pudo lograr las fotos
Andrés Bonetti egresó de la Escuela de Artes Lino Spilimbergo de Córdoba, hace fotografía de naturaleza hace 30 años, publicó 11 libros y mientras hacía su búsqueda de un nuevo ejemplar sobre Península Valdés, llegó un día al mar para bucear y cumplir el deseo que tenía en su cabeza desde hace mucho tiempo: sacar fotos con las ballenas.
En diálogo con Diario Río Negro, el fotógrafo contó que esperó este momento como nunca y es “una de las experiencias más increíbles” que le ocurrió. El hombre explicó que, como la ballena es tan grande, es más difícil de lograr una buena foto en profundidad.
Por lo general, siempre se bucea en la temporada de julio o agosto, cuando hay menos partículas y el agua está más fría. Este año no fue así porque hubo mucho viento, entonces Bonetti decidió ir un día.
“Estábamos en una lobería, haciendo inmersiones para adaptarme a la profundidad y de paso hacer algunas fotos de lobos y en eso veo que de fondo aparece algo. Era una madre con cría y atrás otra. La cría se empieza a acercar y se mezcla con los lobos, en una escena espectacular”, dijo entusiasmado.
Así fue que el profesional logró visibilidad y, al estar con lobos, pudo hacer la comparación para dimensionar el tamaño. “Fue un instante que duró la escena, pude sacarla toda por suerte, saqué la cola al final y se fueron”, detalló.
Al ser consultado qué sintió cuando tuvo tan cerca al ballenato y a la madre, expresó: “es eso, cuando te estás poniendo el equipo, ves las ballenas, decís ‘¿qué hago acá?’. Cuando te metes al agua es espectacular, aunque te da una cosa de respeto, porque es muy grande”.
Para el fotógrafo esta experiencia pasa cuando uno se sumerge y mira ese mundo tranquilo, lento y con un descenso suave a la profundidad. “Luego miras para arriba, el cielo de agua, un techo transparente y el sol que lo atraviesa débil, pero con un color azul que se logra solo en la profundidad. Vuelvo a controlar mi equipo y me encuentro entre lobos marinos, amigables a veces demasiado, buscan el estanco, refriegan sus bigotes en mi mano, me miran y los miro”, atestiguó él.
A través de su cuenta de Facebook, Andrés se refirió al momento de capturar al ballenato y su madre. “Entre ellos hay una sombra que se desdibuja donde la visibilidad es confusa, de a poco se acerca, se agranda y va tomando forma, un ballenato y al lado su madre y más atrás otra madre con su cría, pero solo veo la primera escena y disparo mi cámara y se acerca casi al roce, gira y su aleta pectoral agita el agua contra mi luneta, es precisa pero un poco asusta su precisión, se ve gigante y me siento demasiado pequeño y sigo disparando, esperando que lo que estoy viviendo pueda ser retratado en mi cámara”, escribió.
Después, agregó que ellas pasan y lentamente desaparecen en la distancia, “los lobos son testigos también de ese momento de naturaleza pura en un océano de paz”, concluyó el apasionado de la naturaleza.