Un hombre de 58 años identificado como Cirilo Eduardo Bravo fue condenado a la pena de prisión perpetua como autor del delito de homicidio doblemente agravado por el vínculo que lo unía con la víctima y por haber sido cometido por un hombre contra una mujer mediando violencia de género (femicidio). La víctima fue su esposa, Mariel Alejandra Zimmermann, y el hecho fue cometido en Humberto Primo (departamento Castellanos).
La sentencia fue impuesta por unanimidad por el tribunal integrado por la jueza Cristina Fortunato y por los jueces Gustavo Bumaguin y Nicolás Stegmayer en el marco de un juicio oral que finalizó esta mañana en los tribunales de Rafaela.
El fiscal Martín Castellano, a cargo de la Unidad Fiscal Especial Homicidios de la Fiscalía Regional 5, estuvo a cargo de la investigación y representó al MPA en el debate.
Prisión perpetua
“Los magistrados impusieron la misma pena que habíamos solicitado en la acusación y que reiteramos en el juicio”, valoró el fiscal y agregó que “la condena fue por la misma calificación penal que le atribuimos a Bravo desde que comenzamos a investigar lo ocurrido”, destacó el fiscal.
Castellano también puntualizó que “en los alegatos de clausura reiteramos lo que demostramos en el debate: que los hechos existieron y que fueron efectivamente cometidos por Bravo”.
“Más allá de que aún no conocemos los fundamentos del fallo, la sentencia es la que esperábamos y nos deja muy conformes”, sostuvo el fiscal del MPA.
Homicidio
“El femicidio de Zimmermann fue cometido en los primeros minutos del miércoles 26 de octubre de 2022 en la vivienda que compartían ubicada en calle Güemes al 100 en Humberto Primero”, recordó el fiscal Castellano. “En el marco de una discusión con la víctima, el condenado tomó un cuchillo, la atacó y le produjo un corte de alrededor de 13 centímetros en el lado derecho del cuello”, precisó el fiscal.
Castellano sostuvo que “Bravo actuó con la clara intención de provocar la muerte de su cónyuge, objetivo que efectivamente consiguió a raíz de la gravedad de la herida que le provocó”.
El funcionario del MPA remarcó que “tal como indicamos a lo largo de todo el proceso, el femicidio se produjo en la cocina-comedor de la vivienda y en presencia de la hija menor de edad de ambos”.
Castellano aseguró que “la muerte de Zimmermann no se trató de un acto aislado de violencia” y concluyó que “fue el corolario de distintos episodios de violencia de género previos que implicaron un sometimiento y maltrato por parte del condenado hacia su esposa, con un permanente menoscabo y desprecio a su dignidad como mujer, basado todo ello en una relación desigual existente entre el condenado y la víctima”.