La ordenanza para apoyar a los Bomberos Voluntarios prendió fuego al Concejo. Y todos los actores están mucho más dispuestos a tirar más leña al fuego que a apagarlo.
En lo que fue la última sesión ordinaria de la anterior conformación, se aprobó una ordenanza a partir de la cual se le entregaba por un plazo de dos años el 0.5% del total de lo recaudado por los conceptos de Tasa General de Inmuebles (TGI) y Derecho de Registro e Inspección (DReI).
La ordenanza original no tenía consenso. Para salir, los concejales de Cambiemos (específicamente Hugo Menossi, el autor) debieron cambiarla. Originalmente, era por el triple del dinero: el 1.5% de lo recaudado por ambos tributos. Tampoco tenía un plazo: se le iba a entregar de manera indefinida a los Bomberos Voluntarios.
Durante el debate, la cooperadora de Bomberos Zapadores había reclamado un mismo trato. La repuesta fue lógica: el reclamo debería trasladarse a la Provincia, de quienes dependen. Pareció más una interna que un reclamo legítimo.
Luego de la primera reunión del gabinete del intendente Luis Castellano, el mandatario se mostró contrario no solo a esta ordenanza, sino también a la Tributaria, dado que la voluntad del Cuerpo Legislativo generó un rojo: "lo que va a tener que resolver el Concejo como hace ahora con los 13 millones de déficit que generaron las últimas ordenanzas". Con un "lo estamos viendo", anticipó lo que llegaría al final de la semana: los vetos propositivos para ambas normas.
La de Bomberos Voluntarios generó que se diera una movida no solo de la cooperadora de los Zapadores, sino que también se sumaran Defensa Civil y el Radio Club, las otras entidades gubernamentales que participan de la Junta Municipal de Defensa Civil. "Abrieron una puerta y ahora todos vienen a pedir plata. Plata que no tenemos: antes, el pago de los sueldos se llevaban el 60% del total de los ingresos del Municipio, pero hoy llegan al 80%", dijeron desde el oficialismo a VíaRafaela.
"Una cosa es la política. Ellos pueden tener su discurso y nosotros, decir que ponen palos en la rueda. Pero lo que tiene que quedar en claro es que, ante una crisis de la magnitud que tiene esta, no hay que jugar con los números. Esa plata es de la gente", indicó una fuente cercana al intendente a VíaRafaela.
Germán Bottero, en su quinta gestión como concejal y la primera como líder del Cuerpo Legislativo, se encontró con un regreso problemático. Si bien llegó al ansiado cargo de presidente, debe interceder entre el Intendente y concejales con mucha vocación de poder, como su correligionario Leonardo Viotti o el demoprogresista Lisandro Mársico.
La "gobernabilidad" era una palabra que se usaba para la política en otros lares. No en Rafaela. Cada vez que se cambia el presidente o el gobernador, se habla de las dificultades que tendrá para atravesar el senado o diputados, si tiene quórum propio y cómo haría para conseguirlo. Eso no pasaba en "la perla del oeste".
Desde 1991, luego de la intervención que se dio por renuncia de 4 concejales y de perder capacidad de sesionar, nunca estuvo en riesgo la gobernabilidad. Perotti, Peirone y Castellano, aún con números que no le permitían tener mayoría, siempre se las arreglaron para convencer a un opositor y que jugara como propio ante las situaciones más complejas. El ejemplo más notorio: Félix "Lolo" Bauducco.
Pero desde 2015 hasta el 10 de diciembre pasado, se dio una situación particular: había tres oficialismos. Los macristas tenían la Nación, el Frente Progresista, la provincia y los peronistas, la ciudad. Pero ahora, el PJ lo domina todo. Exentos de responsabilidades administrativas, ser oposición es más fácil. Se comprobaba, una vez más, el teorema de Baglini: "el grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o dirigente político es indirectamente proporcional a sus posibilidades de acceder al poder". En el fútbol se dice algo parecido: "el que está en el banco siempre juega mejor que el que está en la cancha".
La primera prueba de la oposición fue la ratificación de la ordenanza que había vetado el Intendente sobre la retención de motocicletas sin chapa patente. Esto ya fue con los resultados electorales de la Provincia y Nación conocidos (en realidad, después de las PASO). Conseguido eso, fueron por más.
Primero, el escándalo del organigrama. El intendente hizo una jugada política que ni siquiera se la esperaban los promotores de la eliminación de la Jefatura de Gabinete: Viotti y Mársico. Ambos habían adelantado que no aprobarían al nuevo equipo del intendente, que terminó saliendo por decreto. Facultad que el propio Concejo le había entregado al Ejecutivo.
La Tributaria y los Bomberos Voluntarios. Son los dos principales temas en discusión, ahora con vetos que deberá revisar el Concejo, a horas de que termine el 2019.
La primera, si bien tiene trascendencia macroeconómica, el "beneficio al bolsillo del consumidor" propuesto por la oposición es ínfimo para la microeconomía del hogar. Entonces, todo se reduce a retomar la capacidad política de definir el porcentaje del aumento y no cederlo de forma automática a un cálculo matemático, como la fórmula polinómica. El Concejo cedió su facultad solo un año: el 2019, tirándole por la cabeza al Ejecutivo la responsabilidad de la suba de los tributos en el medio de las elecciones. Ya sin elecciones a la vista, vuelven a recobrar el poder.
La Presidencia del Concejo fue algo menor, aunque el peronismo rompió lanzas y esta vez no aceptó la vicepresidencia. ¿Por qué menor? Porque en 2017 ya se habían quedado sin cargo rentado y no sucedió nada. La gobernabilidad no había estado puesta en juego. Pero... ¿ahora?
Bottero prometió un Concejo "con agenda propia". ¿Será contraria a la del Intendente? De ser así, pasaríamos a tener un problema institucional severo.
Quizás, cuando llegue el fin del 2019, se aquieten las aguas. Se pida un minuto, se analicen las tácticas, las estrategias y se redefina todo. Pero, por el camino que se ve hoy, no va a terminar bien.