Enamorada del circo desde muy pequeña la joven, Ayelén Gallo, se enfrenta todos los días a un nuevo desafío: el Globo de la Muerte. Comenzó trabajando como acomodadora del público, pero años después decidió ir más allá y empezó a practicar a manejar en motocicleta hasta formar parte del elenco. La estudiante de medicina y oriunda de Merlo espera recorrer el mundo y que todos conozcan la gran pasión que tiene por su trabajo.
“Empecé en el circo cuando tenía 17 años. Llegó a mi barrio y estaban necesitando gente para repartir volantes, fui con mi mamá, y nos dijeron que nos quedemos adentro y acomodemos a la gente. El circo se fue, mantuve contacto con la empresa y cuando ellos volvieron, nos llamaron hasta que más adelante, cuando tenía 19 años, me quedé viviendo en el circo a la par que estudiaba medicina en la UBA”, recordó Ayelén a VíaPaís.
La motociclista en el Globo de la Muerte
Su pasión por las motos surgió en pandemia: “No hay mujeres motociclistas y siempre fue un número de varones, y pensé: ‘¿Por qué no?’ Le pregunté a mis compañeros si me podían enseñar y ellos encantados me dijeron que sí”, afirmó, y agregó: “Iba y venía al circo, a la par estaba estudiando medicina, trabajaba los fines de semana, volvía a mi casa y me iba a la facultad, así estuve durante un año. Entre fines de 2019 y principios de 2020 me enseñaron a manejar la moto y cuando se levantó la pandemia, empecé a trabajar en el Globo de la Muerte”.
Cuando la joven se lo contó a su familia, generó muchas sorpresas: “Mi mamá y mi papá me querían matar porque nosotros somos una familia estable y nunca mis papás se les había ocurrido que yo me iba a meter en el circo y segundo, menos que me iba a poner a hacer lo del Globo de la Muerte porque nada que ver con lo que yo estoy estudiando. Mis amigos me admiran y me dicen que estoy loca de la cabeza, la gente cuando me ve, me felicita también”, aseguró.
Ayelén, la gran atracción del circo
El Globo de la Muerte es una estructura metálica en forma de bola donde participan varios motociclistas haciendo giros y piruetas. “Es todo sincronizado, se divide en dos grupos: los motociclistas que andan arriba y los que andan por abajo, todos tienen un líder. Los de arriba tienen un guía que da la salida y la bajada que marca la rutina que hay que hacer. Todo esto previamente se charla porque sino uno entra ahí y hace desastre”, detalló Ayelén.
La primera vez que hizo su presentación sintió una cantidad de sensaciones inexplicables: “Fue tremendo, muchísima adrenalina, me temblaba todo el cuerpo. Estaba atrás del telón esperando el momento que yo tenía que entrar y estaba nerviosa, ansiosa, feliz, preocupada. Todos los sentimientos que podría imaginarme”.
Con respecto a su número en el Globo de la Muerte, la joven indicó: “Primero hacen una rutina solo los chicos y después entro yo. En el circo que estoy ahora que es el Servian, somos solamente dos, pero ahora vamos a ir a Bolivia y vamos a hacer entre cinco o seis motociclistas y depende la cantidad que somos también va variando. Ahora estamos mi novio y yo: mi novio entra primero donde hace una rutina solo, después se corta la música y entro yo, hacemos una rutina que nos cruzamos, hay seguidillas y después lo hacemos a oscuras, apagamos todo y se prenden unas luces de las motos”.
Ayelén no encuentra algo en particular que le guste de su trabajo, sino que halla todo fascinante: “Me encanta entrar al Globo de la Muerte y hacer lo que hago. Me gusta mucho ver al público porque yo siempre termino sacándome el casco última, escucho la reacción de la gente y me encanta que la gente se ponga eufórica y las mujeres griten porque me ven a mí como una mujer empoderada entremedio de todos los hombres”.
Al final de cada show, el público le pide fotos: “La gente pasa, nos elogia y dicen: ‘Pero en especial te tengo que felicitar a vos que lo que haces es extraordinario’. Me dicen que tengo unos ovarios de oro y un montón de cosas, tanto de mujeres como de hombres”. Y añadió: “Cuando estoy a punto de entrar a mi número hay una felicidad que me recorre el cuerpo que no puedo explicarlo. La adrenalina siempre está, es una sensación que la tengo en todos los shows, sea ya que ande hace tres o cuatro años, o que ande por primera vez”.
Sobre su entrenamiento, comentó: “Estamos siempre practicando y aprendiendo cosas nuevas, sumando más trucos al show. Practicamos tanto individual como en conjunto. Individual como para perfeccionarse uno en lo que sabe hacer, no cometer errores y también sumar nuevos trucos y grupal ya cuando sabemos bien lo que hacemos, nos metemos todos y practicamos juntos lo que tenemos que hacer”.
La joven motociclista y su pasión
La motociclista está cursando su tercer año de medicina, pero en estos momentos, prioriza su meta de recorrer el mundo haciendo lo que le gusta: “Cursé el cuatrimestre anterior y este cuatrimestre no lo cursé porque tengo un contrato para irme afuera”, y detalló: “Mi sueño es conocer el mundo. De a poco se me está cumpliendo porque el viernes voy a viajar Holanda a trabajar en un circo, vuelvo el 8 de enero y el 12 me voy a Bolivia”.
A pesar de que con el circo Servian tiene la posibilidad de recorrer las distintas provincias de Argentina, va a ser la primera vez que trabaja en el exterior. “Primero, no lo podía creer. Sentía emoción y ansias, estaba súper feliz y contenta”, recordó Ayelén.
Para finalizar, la joven reflexionó: “Nada es imposible. Estoy estudiando medicina y trabajo en un circo de una cosa súper loca que la gente cuando me pregunta ‘¿cómo hago?’, la verdad que sí, es muy difícil, no voy a decir que es fácil, pero todo se puede hacer si uno va por sus metas. Siempre se puede hacer todo, el mundo se adapta a tu circunstancias y nada es imposible, todo se puede mientras te organizas bien”.