Fue vendedora ambulante, se desvivió por sus hijos pero no se postergó: con 30 años se animó a trabajar en tecnología

A punto de recibirse y con una familia que dependía solo de sus ingresos económicos, se inició en el mundo del análisis de datos. Actualmente, cuenta con una comunidad en sus redes sociales, que creó para que todos se apoyen entre sí y compartan sus conocimientos.

Fue vendedora ambulante, se desvivió por sus hijos pero no se postergó: con 30 años se animó a trabajar en tecnología
Cecilia Enrich, contra todo pronóstico, logró desarrollarse y ser una referente en el análisis de datos.

La perseverancia fue un rasgo clave de Cecilia Enrich para ser quien es hoy. Con 30 años, dos hijos a su cuidado, un país inestable económicamente y una sociedad prejuiciosa, se inició de cero en el mundo de la tecnología y hoy trabaja de lo que le apasiona.

En diálogo con VíaPaís, la mujer oriunda de Moreno, Buenos Aires, habló sobre su largo trecho hasta consagrarse como analista de datos. Fue todo un desafío, pero lo logró siendo madre a muy corta edad, y de un pequeño con autismo; también habiéndose independizado de chica y arrancado una carrera pasados sus 30.

Esos primeros pasos en el mundo laboral los dio a los 14 años, cuando sus padres se separaron y tuvo que aportar otro ingreso al hogar. Siendo a penas una adolescente ya manejaba su propia plata, lo que le permitió independizarse al poco tiempo.

Su novio de aquel entonces era un vendedor ambulante, y ella siguió por el mismo camino. Al principio vendía artesanías, y luego todo lo que conseguía en la zona de Once, dentro del barrio porteño de Balvanera.

Ni bien alcanzó la mayoría de edad y terminó el secundario, no solo se independizó junto a su pareja, sino que decidieron tener un hijo. Con 19 años ya era madre, tenían un auto Ford Ka y también sus propios puestitos.

Estudiar en ese entonces no estaba entre sus planes; Cecilia quería enfocarse en laburar para tener suficiente dinero y crecer. Pero el que también crecía era su pequeño: “Al principio nos íbamos turnando para cuidarlo en casa, y por decisión de ambos solía ser yo la que iba a trabajar más”, explicó.

Los desafíos de criar a un hijo sola en plena crisis económica

No obstante, cuando se separó del padre de su niño, decidió abrirse paso por sí sola y comenzó a administrar un local de ropa, el cual lamentablemente quebró. Así lo recordó: “Fue muy duro porque ahí sí estaba muy sola con un hijo, y no quería volver a vender en la calle”.

Su hermano entonces la recomendó en el Call Center de un banco, y gracias a su desempeño sus ingresos salieron a flote. Pero, además, esto la motivó a anotarse por primera vez a la universidad a los 28 años y comenzó el CBC de Psicología en la UBA.

A los 30 años, Cecilia dio un volantazo y se metió en el rubro de la tecnología, demostrando que la edad no es un impedimento.
A los 30 años, Cecilia dio un volantazo y se metió en el rubro de la tecnología, demostrando que la edad no es un impedimento.

Dentro de este rubro conoció al que hoy es su actual pareja; en paralelo, consiguió más estabilidad económica y sus ansias por crecer laboralmente allí comenzaron a aparecer, pero los perfiles que buscaban estaban en las áreas más económicas. Así, Enrich empezó a tantear la posibilidad de cambiarse a Administración de empresas.

Trabajar, estudiar y estar al cuidado de dos hijos

Entre medio, decidió tener a su segundo hijo: Bruno. Por meses, mientras cursaba su embarazo, continuó yendo a la facultad y a trabajar. “Fue todo un desafío, incluso me acuerdo de que mis compañeros de la universidad me miraban bastante raro”, comentó entre risas.

Pero la situación continuó enredándose: “Cuando mi nene nació, se empezó a complicar el tener que cuidarlo, ir a estudiar, laburar, moverse de provincia a Capital. No quería dejar los estudios, estaba entusiasmada y me iba re bien, pero se me empezaron a juntar varias cosas, y decidí cambiarme de carrera y hacerla online”.

Con la persistencia que tanto la caracteriza, se abrió paso en Administración de empresas de forma virtual, mientras veía a sus hijos crecer y trabajaba con el ambicioso objetivo de progresar. No obstante, la vida decidió darle otra sorpresa: Bruno fue diagnosticado con autismo a los 3 años.

Para Cecilia Enrich, la clave del progreso es insistir hasta derribar cualquier barrera.
Para Cecilia Enrich, la clave del progreso es insistir hasta derribar cualquier barrera.

“Como el ingreso más fuerte era el mío, decidimos que su padre se quede en casa para dedicarle más tiempo”, explicó la mujer. Y añadió: “Él estuvo un par de años sin generar ingresos, mientras yo trabajaba, estudiaba y me pagaba mi carrera”.

Los prejuicios no tardaron en aparecer: se cuestionaba el hecho de que la madre no fuera la que se encargaba del hogar, encerrándola en ese rol y subestimando el trabajo doméstico. Pero nada de esto le afectó a Cecilia; estaba en una tediosa maratón e iba a llegar a la meta, cueste lo que cueste.

“Fueron años complicados económicamente, y más teniendo en cuenta la situación del país. Encima yo estudiaba, criaba a mis hijos y viajaba a Capital todo el tiempo para trabajar. Entonces, llega la pandemia, y con la cuarentena pude estar más en casa”, señaló.

Trabajar, mantener a su familia y recibirse: la decisión que cambió todo

La comodidad de la virtualidad, sin embargo, se vería interrumpida cuando -a fines del 2021- comenzaron a pedirle que retome su labor de forma presencial. Cecilia para ese entonces no estaba dispuesta a regresar a esa vida cotidiana que rozaba lo caótico, sumado a que necesitaba acompañar a su hijo.

Así como hizo con la facultad (que, de hecho, estaba a poco de recibirse), empezó a buscar trabajos remotos. “Mi hermano, Lucas, quien trabaja en datos y estudió economía, me decía que había mucha demanda ahí y que podía arrancar con visualización de datos”, señaló.

Su inicio en el mundo de la tecnología

En paralelo a Administración, se sumergió en este nuevo y desconocido mundo. Como siempre, al principio fue difícil, pero rápidamente le encontró el encanto y comenzó a generar una red de contactos en LinkedIn, que luego se trasladó a WhatsApp: creó la Comunidad data aventureros.

Somos más de 900 personas. Hablamos todo el día de datos, de problemas que pueden surgirle a alguien en el trabajo y entre todos nos ayudamos para resolverlo”, explicó. Encontrar empleo como analista en el rubro, no obstante, representó otra odisea para Enrich.

Con solo tres materias pendientes para ser administradora de empresas, abandonó el banco en el que se desempeñó por años y se lanzó a la exhaustiva búsqueda por un puesto más acoplado a esta nueva pasión. Entre medio ingresó a un Broker, que le permitió mantener un ingreso en su hogar mientras seguía indagando.

Avanzar en las entrevistas laborales nunca fue tarea fácil y su experiencia sirve de ejemplo. Esto se ponía en evidencia, principalmente, cuando le consultaban por sus niños (algo que ocurría bastante seguido): quiénes los cuidaban, quiénes eran el ingreso económico de la casa, etc.

“Estuve en el Broker por 7 meses hasta que finalmente pude conseguir un trabajo freelance en data, que me recomendó una chica que conocí cuando me armé de contactos en las redes. Era en una consultora donde debía hacer reportes en Power BI, una herramienta de explotación de datos”, contó.

Esto engordó su currículum, le dio más experiencia y finalmente lo logró: hoy, con más de 30 años, está en una empresa de analytics. Se desempeña como analista de business intelligence para una consultora mucho más grande, que tiene presencia a nivel internacional y es remoto.

A pesar de todas las barreras económicas y sociales, se consagró en el rubro de los datos

Fueron varias las barreras que tuvo: desde temas económicos, hasta el hecho de tener que criar a un hijo con discapacidad. Y, aunque parezca mentira, también puede influir ser mujer. “Para la sociedad aún es raro ver a la mujer en el rubro de la tecnología, aunque cada vez hay más referentes”, sumó Enrich.

Lo cierto es que, si su pasado y su presente se encontraran, aquella Cecilia que daba sus primeros pasos en el mundo laboral se llevaría una grata sorpresa. “Hoy estoy completa y viviendo de mi pasión por toda la experiencia que tengo: mis emprendimientos, la carrera de Administración y el aprender a explotar datos”. Incluso -entre bromas- dijo que, si volviera el tiempo atrás, “podría evitar fundirse”.

Cecilia Enrich decidió darle un giro a su carrera y hoy es una referente en el análisis de datos.
Cecilia Enrich decidió darle un giro a su carrera y hoy es una referente en el análisis de datos.

“Si viera a mi yo del pasado, le diría que todo va a estar bien, hasta quizás se sorprendería de lo fuerte que uno puede ser en la vida”, reflexionó. Ante cada barrera, Enrich supo hallar fortaleza suficiente para seguir, ya sea debido a su familia o la insaciable hambre por el progreso.

En uno de sus brazos, un tatuaje le recuerda diariamente esto: “No tengo fuerzas para rendirme”, casi como si fuera el eslogan de su vida. Varias puertas se le han cerrado, pero enseguida Cecilia encontró las llaves para abrir otras nuevas y la valentía de adentrarse en ellas.

¡Queremos contar tu historia! Nos interesa lo que tenés para contarnos, escribinos a historias@viapais.com.ar y un periodista de nuestra redacción se va a comunicar con vos.