El adolescente de 16 años asesinado por un suboficial de la policía misionera vivió un momento de suma humillación y terror en los instantes previos a su muerte. Lo relató una integrante de la patrulla policial que en la noche del 23 de agosto a la madrugada del sábado 24 interceptó a Víctor Fernando Márquez Dos Santos.
Arrodillado sobre una calle de tierra de Santa Ana, o también acostado boja abajo y aterrorizado por el comando de patrulla que lo obligó a detenerse en la oscuridad, habría vivido un último instante de sufrimiento y pavor extremo.
Deivid Vergara, el suboficial que lo mato con su arma reglamentaria, lo obligó a arrodillarse o acostarse en la tierra apisonada de la calle lateral de la Escuela de Comercio N° 10 "José Francisco de San Martín", donde el chico estudiaba.
La mujer policía que se quebró y relató el episodio que llevó hasta el arma asesina, en manos de Vergara, dijo que el individuo de uniforme apuntó su pistola 9 mm al rostro de Víctor. El menor temblaba, no se escucharon gritos ni amenazas, solo el disparo fatal. Su cuerpo fue abandona en la calle de tierra.
El balazo de la nueve milímetros de Deivid Vergara ingresó por el ojo derecho de Víctor Márquez Dos Santos y salió por la parte lateral y posterior del cráneo. Perdió masa encefálica y la bala que lo mató quedó incrustada en el suelo, cerca de su cuerpo, al igual que el casquillo del proyectil.
A Víctor recién lo encontraron vecinos y familiares tirado sobre la solitaria calle lateral de la Escuela "José de San Martín". La arteria no tiene nombre, o al menos no aparece en los mapas.
La vida de Víctor Márquez Dos Santos, de 16 años, quedó congelada en ese instante de ejercicio de crueldad y maldad extremas. El suboficial, indiferente al horroroso acto que había cometido, le dio la espalda al cuerpo del chico y volvió al móvil de la patrulla. Allí habría amenazado de muerte a los demás integrantes del comando. Como si hubiera realizado una salvaje y cruenta faena de rutina, Deivid Vergara continuó su jornada como si nada.
A una cuadra, del otro lado de la Escuela de Comercio, pasa la Avenida San Martín, pavimentada. El centro del pueblo está a seis cuadras. La patrulla fue vista pasar por los vecinos rondando varias veces la zona donde se reúnen jóvenes.
Ya desde el sábado, desde el seno de la investigación, se intentó desviar la investigación hacia un crimen pasional y hasta a una guerra de narcomenudeo. Víctor llevaba una vida ejemplar y esa noche caminaba hacia el tempo evangélico donde se congregaba, para preparar un pollada solidaria en beneficio de los niños.
El lunes, cuando Víctor era velado, el padre del menor, Eriberto Filiberto Márquez, de 66 años, sufrió una descompensación y murió de un infarto sin alcanzar a despedirse de su hijo.
Luego que las falsas pistas sembradas alrededor del crimen fracasaron, la jefatura de Policía de Misiones intervino la comisaría de Santa Ana. Los siete efectivos de guardia en la noche del crimen fueron apartados de sus cargos y detenidos.
https://www.google.com/maps/embed?pb=!1m18!1m12!1m3!1d3543.389809405666!2d-55.58871818494542!3d-27.363538982935527!2m3!1f0!2f0!3f0!3m2!1i1024!2i768!4f13.1!3m3!1m2!1s0x9457dbe12d49ed7d%3A0x657687fa5653bd72!2sEsc.Comercio%20N%C2%B010%22don%20Jose%20Francisco%20De%20San%20Martin%22!5e0!3m2!1ses!2sar!4v1567430343644!5m2!1ses!2sar
Los demás policías de la comisaría santanera, 24 uniformados en total, fueron relevados por orden de la Policía de Misiones y el Ministerio de Gobierno. También cayó la cúpula zonal de la policía, el jefe y subjefe de San Ignacio con mando sobre la comisaría de Santa Ana.
El subjefe de Policía, José Roberto López, labró los sumarios y puso un interventor en Santa Ana, el comisario Miguel Ángel Centurión. La medida tuvo su efecto porque a las pocas horas, una agente relató lo ocurrido.
Fueron secuestradas las armas de los dos efectivos con rango de oficiales y cinco suboficiales, integrantes de la patrulla en la noche del viernes 23 de agosto y el sábado. Las armas fueron enviadas a pericia y este lunes a la mañana, el jefe de Policía de Misiones, José Mazur, informó que la bala había sido disparada desde el arma en poder de Vergara.
Daivid Vergara continúa detenido a disposición del juez de Instrucción Fernando Verón, mientras que los demás policías de la patrulla -serían tres, además de quien disparó- fueron liberados. Continúan sin embargo vinculados a la causa, hasta que se determine su grado de responsabilidad. Todos encubrieron el hecho, por lo menos hasta que habló una integrante del comando.
Fuentes policiales señalaron que el comando se cruzó en un par de oportunidades con el adolescente y dos amigos. La patrulla pasó por la comisaría, dejó allí a una integrante mujer, y se sumó otra policía que fue finalmente la que brindó el testimonio clave.
Según relataron medios de prensa, el móvil volvió a cruzarse con el grupo en una calle de tierra de la Escuela Comercio 10 y en ese instante dos de los tres chicos huyeron. Víctor quedó de rodillas o tirado en el piso. Entonces el oficial se bajó, caminó hasta él y lo remató a sangre fría. El adolescente no tenía arma alguna, ni de fuego ni de otro tipo.