La tercera semana del gobierno de Javier Milei se transformó en un momento bisagra que promete acelerar el ritmo de los acontecimientos en una Argentina que ahora apela a los sacrificios para revertir la extensa y desgastante crisis económica. Los principales sectores de la oposición, con la CGT a la cabeza, se declararon en pie de guerra y apuraron las acciones de resistencia contra un presidente desafiante.
Es una cruzada arriesgada, pero que sus ideólogos consideran urgente ante la marcha a toda máquina de Milei y sus laderos comprometidos en aplicar una profunda reforma y modificar el status quo. A saber, en cuestión de días el nuevo gobierno impuso un profundo ajuste para eliminar 5 puntos del PBI y equilibrar las cuentas públicas, una amplia reforma para desregular la economía, a través del polémico Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), presentó una colosal Ley Ómnibus que algunos expertos definieron como una reforma constitucional encubierta.
El paro y la movilización para el 24 de enero que anunció el jueves la cúpula sindical terminó de definirse bajo ese frenético clima: Héctor Daer y sus pares de la central obrera conocieron los detalles de la Ley Ómnibus durante la marcha a la sede del Poder Judicial para reclamar que se le ponga un freno al decreto que entró en vigencia el viernes.
Milei no da respiro y está claro que pretende gobernar “de espaldas” al Congreso. Por ello incluyó en su megaproyecto el pedido para declarar la emergencia pública y que se le deleguen facultades legislativas.
El primer mandatario liberal libertario sabe que su talón de Aquiles está en el Parlamento y se refugia en su alto nivel de aceptación social, en el casi 56% de los votos que lo coronó en el balotaje contra Sergio Massa.
Ese alto respaldo social es justamente la variable que condiciona a muchos de sus silenciosos detractores, que se mantienen agazapados a la espera de que se aclare el panorama. La mayoría de los gobernadores integra esa lista pero profundizan sus movimientos en el ámbito legislativo.
Pero Daer y los líderes sindicales no quedaron solo en la primera oleada contra Milei. El Frente de Unidad Piquetera y los movimientos de izquierda se sumaron a la cruzada y fueron los protagonistas del primer este para el protocolo que impuso la ministra de Seguridad Patricia Bullrich para ponerle fin a los cortes.
La avanzada de Milei forzó la inusual reaparición de Máximo Kirchner. El presidente del PJ bonaerense y diputado de Unión por la Patria (UxP) sorprendió con sus reiterados mensajes públicos, reuniones con otros referentes del kirchnerismo y del peronismo y hasta salió a proponer un proyecto tendiente a contener a los gobernadores, complicados por los recortes del gasto del Estado Nacional y el fin de la obra pública. Kirchner planteó la creación de un Fondo Federal para el Desarrollo Nacional que se financie con la recaudación de un porcentaje de las retenciones a la soja.
A contrarreloj, el gobernador bonaerense Axel Kicillof se mueve para blindar su distrito, bastión del kirchnerismo. El mandatario provincial aumentó impuestos, de hasta el 200%, y saldrá a buscar financiamiento por U$S1.800 millones para garantizar la marcha de su segundo mandato pero también para contrastar con el modelo de Milei. Y también extendió el estado de emergencia, por un año.
Esos movimientos frenéticos en el oficialismo están sumergidos además en el debate de la derrota, aún irresuelto. El responsable más claro de la tragedia electoral es Alberto Fernández, ya trasladado a España. El expresidente expresó críticas contra Milei pero todo quedó en lo declarativo, a pesar de que mantiene su rol al frente del Partido Justicialista (PJ). Pero no es el único que tomó distancia, también Cristina Kirchner y Sergio Massa se mantienen en silencio.
“Nosotros no volvimos mejores. Milei es una consecuencia de que nosotros no hicimos las cosas bien”, sintetizó Omar Plaini, uno de los armadores de la resistencia.
El correr de los días y el tono de las discusiones en las sesiones extraordinarias que convocó Milei terminarán de moldear la estrategia de la oposición. Por lo pronto, la CGT alertó que quedó facultada por las bases sindicales a extender el plan de lucha y otros referentes como el piquetero Luis D’Elia, que el jueves cortó momentáneamente la ruta 3 en la provincia de Buenos Aires, anticipan que las protestas serán por tiempo indeterminado.