“Nosotros no hacemos pactos con comunistas. Yo no promovería la relación con comunistas. Ni con Cuba, ni con Venezuela, ni con Corea del Norte, ni con Nicaragua, ni con China”, ejemplificó Javier Milei en una entrevista concedida hace un año durante la campaña electoral. Lejos de aquel enfático rechazo, el presidente acaba de anunciar que en enero visitará China, país que ahora califica como “un socio comercial muy interesante”.
“Con China yo me sorprendí gratamente”, le dijo a Susana Giménez, con tono sonriente, en la entrevista grabada el viernes pasado y difundida el domingo por Telefe. El presidente, finalmente, transparentaba un inesperado y brusco giro respecto a sus posiciones esbozadas con gestos enojados cuando buscaba llegar a la Casa Rosada. “De hecho, no solo no voy a hacer negocios con China, no voy a hacer negocios con ningún comunista”, le había prometido al periodista estadounidense, Tucker Carlson.
El jefe de gabinete, Guillermo Francos, confirmó este lunes el viaje presidencial a China para enero y dijo, entrevistado por Radio Mitre, que “falta coordinar la hora” del encuentro de Milei con el presidente la República Popular China, Xi Jinping. La visita argentina se dará en el marco del encuentro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), previsto para el 25 de enero. La Celac fue otro organismo denostado por el presidente.
“La realidad es que Argentina con China tiene una relación comercial importante”, admitió Francos. “Hay inversiones de China en la Argentina (como dos represas patagónicas en construcción); está el swap”, enumeró como ejemplos de la relación bilateral.
Francos hizo un reconocimiento a China, muy alejado del tono beligerante que usaba Milei: “Hay una serie de relaciones en las que China siempre ha obrado eficazmente y ha respondido a los requerimientos que le ha formulado nuestro país en situaciones complejas”.
“El presidente está reconocido por eso y ha tenido conversaciones con el representante del Gobierno chino”, explicó Franco. “Se dio cuenta de que una cosa es la ideología y otra la cuestión comercial”, le apuntó el periodista Eduardo Feinmann. “Totalmente”, respondió el jefe de Gabinete. “Sin perjuicio de las diferencias ideológicas, las relaciones comerciales con un país de la magnitud de China no pueden soslayarse”, aceptó Francos.
El jefe de gabinete enfatizó la respuesta positiva de China ante “situaciones complejas” atravesadas por el país. Francos desde hace tiempo procura restaurar la confianza con China. En junio pasado se reunió con el embajador en Buenos Aires, Wang Wei. “Cordial y positivo encuentro con el embajador, con quien avanzamos en una agenda de trabajo bilateral que fortalece la relación entre nuestras naciones y abre nuevas oportunidades para el desarrollo argentino”, dijo entonces Francos. “Positiva y amable”, fue la conclusión que publicó la embajada china.
La reunión celebró la resolución feliz que implicó para Argentina la renovación por un año del swap de monedas (se pateó la devolución de unos cinco mil millones de dólares). Un alivio financiero que estuvo en peligro por razones ideológicas.
“Lo fundamental que ha ocurrido es que en los nueve meses de gestión el presidente ha tenido la ocasión de ver el significado de las relaciones entre un país chico y un país poderoso, independientemente de cualquier tipo de alineamiento”, evaluó en charla con este medio, el analista en relaciones internacionales, Jorge Castro.
El cambio de posiciones de Milei tiene razones “muy concretas”, dice Castro. “Ante el pedido del gobierno, China renovó el crédito interbancario (Swap) con un simple requerimiento; eso fue una ayuda muy concreta que el gobierno argentino reconoció”, apuntó.
“El jefe de gabinete Francos acaba de manifestar que la inversión, el comercio, más la extensión de los créditos (Swap), componen la agenda bilateral con la segunda superpotencia comercial del mundo”, agregó Castro.
La prioridad que asigna ahora el Gobierno de Milei a la relación con China también se expresa en la misión que enviará a una feria en Shangai en noviembre. El presidente estará representado por su hermana Karina Milei y por el ministro de Economía, Luis Caputo.
“Es un socio comercial muy interesante; no exige nada; lo único que pide es que no lo molesten”, le dijo Milei a Susana Giménez.
La CGT volvió a la Rosada
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, recibió esta tarde a una delegación de la CGT, para acercar posiciones sobre la reciente reglamentación de la reforma laboral. La cumbre ocurrió, además, en un contexto de tensión entre el Gobierno y los gremios aeronáuticos, en la antesala de la marcha universitaria de este miércoles que apoya la CGT y del paro general de transporte declarado para el 17 de octubre.
La última visita de la CGT a la Casa Rosada fue hace cinco meses. Nicolás Posse, entonces, era el jefe de gabinete y encabezó aquella unión.
Esta vez, en cambio, presidió la mesa Francos, acompañado por el secretario de Trabajo, Julio Cordero; y el asesor presidencial, Santiago Caputo. Por la CGT estuvieron los secretarios generales Héctor Daer y Carlos Acuña, además de Gerardo Martínez (Uocra) y Andrés Rodríguez (estatales de UPCN), entre la delegación. No asistieron Pablo Moyano, Manrique (Smata), o Sergio Palazzo, (La Bancaria), el ala dura de la CGT.
Martínez habló con la prensa después del encuentro. Informó que se abrieron mesas de negociaciones con el gobierno, que incluyen la discusión del presupuesto universitario. “Pero la marcha del miércoles es innegociable”, aclaró Martínez. Confirmó que la CGT participará de la nueva movilización de la comunidad educativa. Dijo que el gobierno no hizo alusión al veto sobre la Ley de financiamiento universitario.
“Se está auspiciando una nueva etapa de diálogo entre el Gobierno y la CGT. Me parece que eso es fructífero”, valoró Martínez.
El dirigente sindical puntualizó que también se acordó discutir la reglamentación del artículo 242 de la reforma laboral, “que tiene que ver con los bloqueos, una metodología que no es parte de la esencia del sindicalismo de la CGT”.
Martínez eludió responder sobre si la CGT está pensando en otro paro nacional y dijo que cada sindicato está peleando por los salarios de su sector.