En su temporada debut en la LNBP, los Diablos Rojos de México lograron coronarse campeones al vencer a los Halcones de Xalapa con un marcador de 82-76 en el quinto partido de la serie final. El equipo cerró una campaña histórica, tras finalizar la fase regular en tercer lugar con un récord de 21 victorias y 11 derrotas, acumulando 53 puntos en la tabla general. El jugador entrerriano fue una pieza clave en el triunfo, aportando su experiencia y talento para llevarse la corona.
El Quique Club, un emblema del básquet local, fue el lugar escogido por Chuzito para realizar tiros y movimientos claves. Estos entrenamientos son parte de su rutina diaria, fundamentales para seguir vigente y preparado para los desafíos que la alta competencia exige. La elección de este club no solo resalta su compromiso con el deporte, sino también su conexión con las raíces y espacios que marcaron su camino en el básquet.
La carrera de Chuzito es sinónimo de éxito y constancia. Tras destacarse en clubes argentinos donde levantó el trofeo de la Liga Nacional, extendió su talento a la liga brasileña, donde también alcanzó la gloria con títulos. Su reciente campeonato en México consolida su reputación como un jugador versátil y confiable, capaz de triunfar en distintos contextos y países.
Durante su estadía en Paraná, González se permitió disfrutar de momentos de calidad junto a su familia, aprovechando las fiestas para recargar energías y reflexionar sobre su futuro profesional. Las próximas semanas serán decisivas para definir su próximo destino en el mundo del básquet, pero mientras tanto, encuentra en su ciudad natal un equilibrio perfecto entre el descanso y el entrenamiento.
El regreso de Chuzito a Paraná no solo es un motivo de orgullo para la comunidad deportiva local, sino también un recordatorio de que incluso en la cima, el vínculo con los orígenes sigue siendo esencial. Su ejemplo de trabajo, pasión y dedicación es una inspiración para quienes sueñan con alcanzar grandes logros en el deporte.