En la jornada del sábado, Darío René Romero, de 36 años, fue hallado sin vida en la División de Custodia y Traslado de Detenidos UR-VIII. Se trata del principal acusado de la muerte del pequeño Atriel, de 3 años en San Vicente.
El trágico suceso se originó el 2 de mayo, cuando María Milagros A., de 21 años, llevó al SAMIC de San Vicente a su hijo Atriel sin vida, presentando signos evidentes de violencia reciente y antigua. Romero, padrastro del niño, huyó del lugar pero fue capturado al día siguiente en Picada Zulma, San Vicente, donde intentaba reunir dinero para escapar a Paraguay.
Las investigaciones revelaron que María Milagros también mostraba signos de abuso, incluyendo lesiones en sus pezones causadas por pinzas, atribuidas a Romero, complicando aún más su situación judicial.
Según indicaron desde la fuerza, Romero se dirigió al sanitario, al no escuchar el cierre de la ducha y no obtener respuesta tras 20 minutos, sus compañeros lo encontraron sin vida, aparentemente ahorcado con una tela arrancada de un colchón.
El Juzgado fue informado de inmediato y se ordenaron las pericias criminalísticas, un examen médico legal y la recolección de declaraciones testimoniales. El cuerpo fue trasladado a la morgue para la autopsia correspondiente.
Las señales ignoradas y el cruel desenlace
El pasado 2 de febrero, un usuario anónimo en Facebook alertó sobre el maltrato que sufría Atriel, pero su denuncia fue ignorada. “El señor de la foto, Darío René Romero, es un maltratador de un niño inocente”, escribió el usuario, describiendo los abusos que el niño sufría a manos de su padrastro y su madre.
En los comentarios de la publicación, el denunciante fue cuestionado, a lo que respondió que todos sabían del maltrato y que había llamado a la Policía, pero la pareja escondió a Atriel. Lamentablemente, la alerta no fue atendida a tiempo.
La muerte de Atriel se registró el 2 de mayo. Su madre, en un acto desesperado, llevó el cuerpo del niño al Hospital de San Vicente y confesó a los médicos: “le pegué demasiado”, lo que provocó su inmediata detención. Confirmado el fallecimiento, su situación judicial se agravó, mientras Romero huía.
Capturado al día siguiente en Picada Zulma, a unos 40 kilómetros de la ruta nacional 14, Romero fue trasladado a San Vicente y alojado en una celda de la comisaría, donde finalmente se quitó la vida.
Este caso ha sacudido a la comunidad y ha puesto de manifiesto la importancia de atender y actuar ante las señales de maltrato infantil para evitar tragedias similares en el futuro.