Gil Pereg fue condenado culpable este miércoles luego de que se expresaran los alegatos correspondientes y de que el jurado votara en su contra para declararlo culpable de matar a su madre y su tía. El hombre llevaba una vida muy precaria, se inventaba identidades y cuenta con un increíble coeficiente intelectual.
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“El hombre gato” es el hijo de una de las israelíes que desaparecieron y asesinaron en Mendoza. El miércoles en el juicio por jurado determinó que él fue el autor del hecho. Más allá de todos los datos de la defensa y de la fiscalía hay más sobre su persona y su extraña manera de vivir.
Pereg antes de ser detenido en el 2019 vivía de una manera precaria a pesar de tener el dinero suficiente como para vivir de una manera convencional. Además, solía convivir con muchos gatos, muchos de ellos muertos.
En su vivienda tenía perros en pésimas condiciones y muy sucios. Pero además de esto, fuentes de investigación confirmaron que estaba acostumbrado a dormir en un piso de tierra a pesar de tener cerca de 45 mil dólares en su casa.
Por otro lado, Pereg administraba cinco empresas que estaban en la provincia. Las mismas eran de su madre, pero él tomaba el control de que lo sucedía día a día y con los empleados que tenia a su cargo.
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Un hombre muy inteligente
Fuentes judiciales aseguraron que “es una persona muy inteligente, brillante y tiene respuesta para todo”. Además, añadieron que tiene un gran coeficiente intelectual superior al de una persona normal. Estiman que su coeficiente es mayor a 180 mientras que lo estándar es de 100.
Esta inteligencia fuera de lo normal le permitió responder todos los interrogatorios sin titubear y poder ocultar la verdad del crimen.
Cambios de identidad
Durante un tiempo el sentenciado se hizo llamar con le nombre de “Nicolás”. Esta identidad se la auto adjudicó ya que notaba que en la cultura de Argentina su nombre original, “Gil”, es una palabra con connotaciones negativas y de burla.
Por otro lado, la fiscal Claudia Ríos determinó que donde el manejaba uno de los comercios gastronómicos de el departamento de San Martín lo hacían llamar “Floda Reltih”. Lo extraño de este seudónimo es que si se lo deletrea de atrás hacia adelante se puede leer a la perfección Hitler Adolf, el líder del nazismo y una de las personas más criminales y aborrecidas en la historia de la humanidad.
El último cambio de identidad que fue el más mediatizado fue el de “transformarse en gato”. Cuando declaró sobre este cambio de actitudes y de vida señaló que lo hizo “después de haber visto toda la maldad que hacen ustedes las criaturas de dos patas, decidí ser un gato. Vivo 100% como gato, como alimento, juego con los gatos y siempre he maullado”.