El Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria Mendoza (Iscamen) lanzó un plan para disminuir la población en las fincas de la cata común o cata verde,un ave declarada hace unos tres años plaga. Es considerada una especie “perjudicial y dañina” afecta particularmente los oasis Norte y Centro de la provincia. Se la busca combatir en base a métodos como el sonido y la destrucción de nidos, dentro de un programa anual cuyo presupuesto empezará a definirse este miércoles 18.
Con la declaración, la cata verde o cotorra, que tantas veces provocó quejas de los productores sobre todo de zona Este y Centro, será objeto de monitoreo por parte de un Comité integrado por expertos de Iscamen, del Ministerio de Economía y el INTA. Según el titular del Instituto, Alejandro Molero, se priorizarán “métodos no cruentos” para combatirla, y así proteger a la producción de frutos secos, uno de los blancos predilectos del ave, además de los de carozo (sobre todo durazno) y también la uva.
El último antecedente registrado data de 2017, cuando la Secretaría de Ambiente, por Resolución Nº 805 la había calificado como " perjudicial y dañina" para el área productiva de San Martín, Rivadavia, Junín, Maipú y Luján a la especie, cuyo nombre científico es Myiopsitta Monachus, conocida como Cata común o Cata Verde. De hecho, algunos estudios por parte del INTA Junín apuntan a que la cata verde es capaz de provocar mermas de hasta 50% en las fincas.
Este miércoles será la primera reunión del Comité, con la resolución que habilita la disponer de los recursos necesarios para iniciar el combate de esta plaga en todo el territorio. “Se analizarán las herramientas disponibles y su costo, depende de la intensidad con la que se decida abordar el tema: si vamos a fondo necesitaremos refuerzos de partidas, y si los municipios aportan también ayuda”, señaló Molero en diálogo con Sitio Andino.
La 5ta plaga mendocina
Técnicos del ministerio de Economía y la Secretaría de Ambiente ya comenzaron a reunirse con los responsables de Desarrollo Económico de las comunas más afectadas. En paralelo, el INTA Junín encabeza una prueba piloto respecto a la eficacia de la “baja de nidos”, una opción que implica destruir los hospederos del ave en invierno, antes de anidar: es una de las 3 opciones más “amigables” con el medio ambiente que se evalúan dentro del programa para bajar la población de cotorras, sobre 5 que se utilizan a nivel mundial que incluye la caza y/o uso de aves rapaces.
Según la ingeniera agrónoma Mariel Vanín, secretaria técnica del Iscamen y coordinadora del equipo de trabajo “no se ha hecho una evaluación cuantitativa a nivel provincial, pero si contamos con la queja constante de los productores, que ante la angustia de los ataques en bandada proceden a cazarlas. Lo que promovemos es un manual de prácticas como el uso de sonido y luces para ahuyentarlas, además de la baja de nidos vacíos para evitar la reproducción”.
Lo concreto es que las catas o cotorras ya se convirtieron en la quinta plaga que se cierne sobre la producción mendocina. Pero a diferencia de las cuarentenarias asociadas al ataque de insectos (Grafolita y Mosca del Mediterráneo en frutas de carozo, Carpocapsa en manzanas y peras, y Lobesia en vid) no tendrá, por el momento un programa específico.
“No conlleva una inherencia primordial, pero sí habrá personal del área de Agroecología específicamente destinado a las acciones, en conjunto con municipios. El daño que provoca es muy importante, porque al comer las yemas de las plantas la bandada compromete no solo a la temporada sino también las producciones futuras, según los reportes de pérdidas que hay del Este, Valle de Uco y también el Sur”, acotó Vanín.
Por lo pronto, los responsables de llevar adelante las acciones consideran “oportuno” un Plan de Trabajo Integral coordinado por Iscamen con la participación del resto de las partes (municipios, Economía, Ambiente, INTA y Recursos Naturales) que empezará a definirse desde el miércoles 18. En concreto, la paleta de opciones incluye, además de las mencionadas, otras de uso a nivel mundial: el uso de repelentes derivados de fitoalexinas vegetales y el uso de aves rapaces están entre ellas.
Al respecto, la profesional remarca que “si bien son métodos usados en algunos lugares como control biológico a nivel mundial, no serían opción. Queremos evitar el uso de sustancias tóxicas y la matanza”.
Fuente Sitio Andino