Dieciséis mujeres actualmente crían a sus hijos en la cárcel de El Borbollón, en Las Heras. Hay bebés que apenas tienen días de nacido hasta chicos de cuatro años, que ya muy pronto estarán obligados a separarse del lado de su madre. En poco tiempo se irá el primer chico que creció toda su vida tras las rejas, junto a su madre. Historias, de las más variadas, se tejen día a día en el mundo del encierro.
Roxana, mamá de un niño, cuenta a Canal 7 cómo es el día a día de su hijo: "Tengo horarios, por ejemplo yo cursaba la escuela y tenía un bebé chiquito. Acá está la maestra multiespacio, con ella hace estimulación temprana, y yo aparte puedo estudiar".
Los dos crecen a la par. Él, con 2 años y 7 meses, va al jardín fuera de la alcaldía y su mamá se capacita en talleres de marroquinería y peluquería, además de terminar la secundaría.
"Siento que le estoy quitando la posibilidad de estar con su papá, con sus hermanos. Hay muchas cosas que pueden decir y es el error de uno, porque es mío, yo sé que al tenerlo acá lo estoy privando de muchas cosas, pero veo que él acá se a adaptado con todas las chicas, porque con todas se lleva re bien", agregó Roxana
Siria, por su parte, estaba con prisión domiciliaria por una causa de lesiones y amenazas. Su hija nació el 1 de marzo en su casa y el 8 el juez ordenó el traslado a la cárcel con su beba de tan solo 7 días de vida. Asegura estar allí cómoda y también contar con todo lo necesario para su bebé. "Un día normal es como en casa, medio parecido, levantarse a desayunar temprano en compañerismo, los niños se van a la escuela temprano y las mamás nos quedamos haciendo los quehaceres de la casa", contó.
Verónica lleva 11 años presa. Hace 5 años, tomó una decisión. "Uno tiene que vivir para ver qué es lo que puede hacer, para poder seguir viviendo en un lugar así. Entonces tomé la decisión de tener un hijo estando en el Penal. Para tener algo para vivir y poder seguir adelante, porque es un tiempo tan perdido el de adentro que uno necesita algo para hacer y poder sobrevivir y seguir adelante".
"En el Penal tenés mucho más tiempo con tu hijo que en la calle. Afuera siempre hay una obligación: hay que trabajar, tengo que estudiar, tengo que atender la casa, o los otros niños, o tengo que atender a mi marido. En este lugar, no. Acá estás solamente para tu hijo. Más allá de que podes hacer un montón de cosas, pero estas más que nada con tu hijo", agregó Verónica.
En general los niños nacen en el hospital Lagomaggiore luego viven hasta los 4 años junto a sus madres. A esa edad abandonan la cárcel y siguen su vida en la casa de un familiar. Mientras la madre regresa al Borbollón.
En julio se va el primer niño que vivió toda su corta vida en el hogar y Verónica, su mamá, volverá a quedar sola en su celda. "No me hago la idea todavía porque no quiero estar mal y triste por él. Porque quiero que él se vaya bien y me vea bien a mí. Pero lo más importante es que sé que mi hijo va a estar bien, No es un lugar bello para estar la cárcel pero acá lo vivimos de la mejor manera y tratamos de salir adelante, como se pueda. Es lo que puedo tomar de acá es lo único".
Nahir Otero, por último, coordinadora de Tratamientos Penitenciarios, informó cómo es la vida de los niños en el hogar: "La idea es resguardar esta idea superior del niño. Si bien va a estar alojado dentro de una institución Penal, que eso implica restringir su libertad en cierta medida, el niño no está preso, el niño es libre".