De acuerdo a cifras oficiales, entre octubre del año pasado y junio de este año, ingresaron al país desde Chile 651.061 hectolitros de vino a granel.
Como parte activa de este conflicto, la Federación Económica de Mendoza (FEM) -que forma parte de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME)- salió a manifestar su preocupación por "el notable aumento que vienen registrando en lo que va del año, las importaciones de vinos".
"Necesitamos que el Gobierno nacional actúe a través de la Secretaría de Comercio para ponerle un freno a esta situación que está generando un daño importante en el sector primario", dijo Raúl Robín, presidente del área de Economías Regionales de CAME.
El dirigente advirtió que "cada litro de vino que ingresa para consumo interno, es un litro menos que el productor local comercializa en el mercado interno y/o externo".
En la misma sintonía, Alberto Carletti, presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de Tunuyán, dijo a Télam que "estamos totalmente en contra y preocupados por la importación de distintos productos y fundamentalmente los que tienen una base de producción primaria, como es el caso del vino y de las manzanas".
"Si bien el precio de la uva tuvo un aumento significativo por las cuestiones climáticas, la pérdida en rendimientos de los cultivos ha sido muy grande, por lo cual una cosa compensa a la otra", explicó, y disparó que "se aduce una regulación del mercado y de los precios en detrimento, fundamentalmente, de la producción primaria, por lo que siempre la variable de ajuste es el productor", agregó Carletti.
Desde el gobierno mendocino, Alfredo Aciar, subsecretario de Agricultura y Ganadería salió a relativizar el tema. "Es esperable y lógico que se importe vino en años de cosechas bajas, como también pasó en 2009 y 2012. En base a la estadística del INV, la previsión de ingreso de hasta 60 millones de litros se sostiene en una campaña que empezó con escasez: 200 millones disponibles desde diciembre, lo que a un ritmo de 50 millones de despachos mensuales dejaría stocks 'cortos' hasta la liberación 2017", dijo el funcionario a Télam.
"Aumentamos dos puntos la alícuota de Ingresos Brutos para desalentar la importación, pero se vio que desde marzo no se había logrado eso dada la falta de vino tinto genérico, que desde diciembre proyectaba stock negativo al momento de la liberación, en una industria que necesita planificar con al menos tres meses de existencias", agregó Aciar.
Por el sector bodeguero, Juan Carlos Pina, gerente de Bodegas de Argentina, enfatizó que "hay dos opiniones bien definidas: una es la del sector productor primario, viñateros y elaboradores de vino trasladistas, que pensando en una vista de corto plazo, se oponen a la importación de vino en la medida que ésta afecta el precio del producto".
"Por el otro lado la visión de los bodegueros que deciden importar vino pensando en no desabastecer a sus distribuidores, porque si el consumidor no tiene producto deja de consumir", contrastó Pina.
Éste aseguró que cuando los bodegueros salieron a comprar vino, o no había disponibilidad, o estaba sobrevaluado, y denunció maniobras especulativas "porque había gente que retenía stock".
Respecto a los volúmenes importados, el directivo bodeguero explicó que "desde septiembre del año pasado hasta fines de junio de este año, el volumen importado según cifras del INV fue de 67 millones de litros, y para tener una idea en el mercado interno se consumen mensualmente 800 millones de litros".
"Argentina no es un país importador de vinos, por lo que esto es algo no deseado, pero por las últimas dos vendimias totalmente anormales, fue una decisión que tomaron las bodegas mirando el mercado", sostuvo, y adelantó que "desde que se liberó el vino (de la actual cosecha) el 1 de junio, ha disminuido mucho la importación", enfatizó Pina.